José Daniel Ariza Cabral, sobreviviente de la guerrilla de Manaclas, declaró en un libro que acaba de publicar que esa acción no valió la pena, no la justifica y lamenta la muerte de sus compañeros caídos en ese y otros focos guerrilleros.
Criticó la organización del 14 de Junio llamada La Infraestructura y pidió a sus integrantes que expliquen a la opinión pública cuáles eran sus objetivos al llevar 180 hombres sin entrenamiento militar a las montañas. “Resulta un poco difícil justificar esa actitud”.
En el libro Testimonios de un combatiente revolucionario, auspiciado por el Archivo General de la Nación, Ariza reveló que el gobierno del Triunvirato advirtió al partido que estaba enterado de sus pasos y que pocos días antes del alzamiento apresaron a Leandro Guzmán y a Daniel Ozuna, cuyas casas allanaron y en las que encontraron mapas con los puntos donde iban a actuar los grupos, los nombres de sus comandantes y participantes.
Además agregó que del alzamiento se hablaba en las calles “como si no hubiese peligro” y a eso añadió el discurso de Manolo Tavárez anunciando que sabía dónde estaban “las escarpadas montañas de Quisqueya”.
Denomina a esa acción “muñeco”, “cuco”, “espantapájaros” porque su función, según él, “era meter miedo a los yanquis, hacerles creer que representábamos una amenaza”.
El catorcista, quien recibió entrenamiento militar en Cuba, manifestó que solo tenían esa instrucción ocho o 10 hombres, entre ellos él, y cuestiona reiteradamente el papel de Fidelio Despradel en el hecho. Este, señala, estaba en desacuerdo con que combatieran al enemigo porque a su juicio la misión de los revolucionarios era mantenerse en las montañas, dice de Fidelio.
También lo acusa de haber mentido cuando dijo que había gente en los pueblos preparada para apoyarlos. “En ninguna provincia o municipio del país explotó ni siquiera un cohete”, anotó.
Afirma que La Infraestructura y Fidelio Despradel mintieron sobre otros aspectos, entre ellos que tenían una base social y que no faltaría comida, que había una carnicería y bodegas. “Son comportamientos infantiles que nos resulta difícil entender”, expresó.
Enfatizó que si hubiese estado enterado de esa situación se opone de forma radical y que está seguro de que el comandante en jefe, Manolo Tavárez, también lo ignoraba.
Describe la forma precaria como pudieron sobrevivir, la falta de disciplina y los detalles del comportamiento de algunos, lo que contribuyó a bajar la moral del grupo. Censuró a Joseíto Crespo porque difundía las noticias negativas de los demás focos, y asegura que esto influyó “en la fatal decisión de la entrega”.
Censura el que Despradel y Germán Arias Núñez abandonaran a los combatientes y para colmo arrastraran con ellos al práctico Sánchez Bisonó y a Marcelo Bermúdez Estrella, “de un valor y una experiencia extraordinarios” y dice que cargaron además con la única arma poderosa que tenían.