Exhibirán museo  primera especie dinosaurio carnívoro

Exhibirán museo  primera especie dinosaurio carnívoro

EFE. En 2003, un equipo de paleontólogos españoles halló en el yacimiento de Las Hoyas, en la Serranía de Cuenca (centro), los restos de un dinosaurio carnívoro, que, ya entonces, aspiraba a convertirse en una nueva especie y en el animal con el esqueleto articulado más completo encontrado en la Península.  Liderado por Francisco Ortega, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, este equipo publica ahora en la revista Nature los datos científicos que corroboran el hallazgo de este dinosaurio de seis metros, que a partir de mañana se podrá ver en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha (Cuenca).

Los científicos describen en este trabajo un ejemplar de un terópodo de hace unos 125 millones de años (Cretácico Inferior) llamado científicamente “Concavenator corcovatus”, que significa “el cazador jorobado de Cuenca” y que es definido como uno de los grandes depredadores -el mayor- del ecosistema de Las Hoyas.     “En este artículo le ponemos nombre y describimos una especie nueva”, subraya Ortega a Efe.

El científico explica que el nombre de “cazador jorobado” se debe a que se ha encontrado en este dinosaurio una especie de joroba similar a la de un cebú, aunque provocada por la elevación de dos de las espinas de sus vértebras, y cuya función aún se desconoce.    El ejemplar estudiado, denominado coloquialmente “Pepito” por los paleontólogos, consiste en un esqueleto de seis metros articulado, es decir, con todos los huesos colocados en la posición en la que se encontraban en el animal en vida y “muy bien conservado”, lo que también es, según los investigadores, novedoso.

En este sentido, Ortega detalla que su equipo  tardó dos años en preparar el  ejemplar para su estudio, pues hubo que eliminar toda la roca que lo envolvía hasta liberar sus huesos.

Entre las principales conclusiones, además de la  de la especie de joroba en su espalda, este equipo del yacimiento  de La Hoya ha constatado que este grupo de dinosaurios presenta unos pequeños bultos en los huesos del brazo.

Ortega relata que en muchas aves actuales, el borde posterior de uno de los huesos del antebrazo, la ulna, tiene una serie de pequeños bultos que sirven para la inserción de las plumas de mayor tamaño en las alas.

Esta característica se había reconocido también en algunos dinosaurios de pequeño tamaño y emparentados muy de cerca con las aves, como el “Velociraptor”.     Lo sorprendente, según este estudio, es que el “Concavenator”, cuatro veces más grande que el “Velociraptor” y supuestamente demasiado primitivo para tener plumas, presenta también estos pequeños bultos.

Su presencia en la ulna de “Concavenator” indica que este dinosaurio conquense ya tenía estructuras en la piel que comparten caracteres con las plumas y podrían suponer una etapa remota de éstas.

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