Exhortan a denunciar explotación sexual de niños

Exhortan a denunciar explotación sexual de niños

POR GERMAN MARTE
En la sociedad dominicana hay un alto nivel de tolerancia frente a la explotación sexual comercial de niños y niñas, y mucho más aún frente su explotación laboral, lo cual dificulta la lucha contra este flagelo, de acuerdo con Dabeida Agramonte, oficial del Programa contra la Explotación Sexual Comercial de Menores y Contra el Trabajo Infantil Doméstico.

La funcionaria abogó porque la comunidad denuncie a los proxenetas y sobre todo a los clientes nacionales y extranjeros que se dedican demandar los servicios de niñas y niños para la explotarlos sexual y comercialmente.

«No es un secreto que la mayoría de los miembros de la sociedad y que la comunidad en general tiene información de esta problemática (de la explotación sexual de menores) y donde se da, y que hay un alto nivel de tolerancia. No lo decimos nosotros, lo dicen las investigaciones y las pruebas están ahí», dijo la funcionaria.

Agregó que generalmente la gente no pasa del comentario a la acción, y muchas veces se olvida que en este asunto están involucrados personas menores de edad, que no son ellos los responsables.

Adujo que por lo regular los menores, la mayoría de ellos niñas de 13 a 17 años, no están en los lugares donde son explotados comercial y sexualmente por voluntad propia, sino porque hay otros que los están demandando y otros que los están involucrando.

Y en ese sentido, subrayó, es necesario denunciar, querellarse, pasar del comentario a la acción.

«Cuando hablamos de eso es que decimos que hay un alto nivel de tolerancia, porque se sabe, pero no se actúa», dijo la funcionaria.

Sin embargo, Agramonte resaltó los esfuerzos que realiza la Coalición para la Erradicación del Trabajo Infantil y la explotación sexual comercial de menores, y citó las conversaciones con la Asociación  Nacional de Hoteles y Restaurantes, a propósito de lo cual dijo que el sector hotelero está en el proceso de implementación de un Código de Etica y también han iniciado un proceso de sensibilización de sus miembros en la región Este del país.

Incluso, explicó, se ha ido a ferias de turismo en aquellos lugares europeos de donde procede la mayoría de los turistas que viene al país.

Resaltó que la explotación sexual de menores es un delito en el que intervienen muchas personas.

Agramonte, junto a Laetitia Dumas, asesora técnica principal Programa para la Erradicación del Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT-IPEC) y José Miguel Santos, coordinador nacional de la oficina del OIT-IPEC, y Carlos Féliz, oficial de programas de erradicación del trabajo infantil en la agricultura comercial, participó como invitada al Almuerzo Semanal de los Medios de Comunicación del Grupo Corripio.

En el encuentro, Laetitia Dumas destacó que en el país hay tanta tolerancia frente a la explotación de menores, que muchas veces la gente tiene la percepción de que los proxenetas o «chulos» son protectores de las niñas a las que explotan.

Y para avalar su afirmación, narró una anécdota que consideró emblemática: «hace dos meses yo leí en la prensa que había un proxeneta en Villa Juana que estaba explotando a diez o doce muchachitas, vino la policía, se cerró el negocio y la gente del barrio estaba protestando porque (consideraba que) el chulo estaba protegiendo a estas muchachas, les estaba ofreciendo un trabajo, le ofrecía dinero. Y esa es la percepción que hay».   

Empero, Agramonte recalcó que cuando se habla de explotación sexual comercial de niños y niñas es preciso llamarlo por su nombre, nunca hablar de prostitución infantil, «porque la prostitución remite a una actividad sexual voluntaria, y la explotación a una actividad que involucra a una persona que tiene menos de 18 años», explicó.

En este sentido, sostuvo que el proxeneta y sobre todo el cliente explotador deben salir a relucir en este asunto.

El cliente, subrayó Agramonte, es el que generalmente está demandando personas menores para este tipo de actividad, y si hablamos en términos económicos, si hay una oferta es porque hay una demanda.

Dijo que para enfrentar el problema se precisa de trabajar en todos los ámbitos, desde la escuela, el sistema de justicia y brindándole apoyo, incluso económico, a la familia.

Sin embargo, explicó, diferente a  la explotación laboral, en el caso de la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes, no basta con trabajar en el ámbito de la familia y de los niños, sino que es preciso enfatizar en la aplicación de la ley, pues si esta no se aplica, no desaparecerá el problema, «porque el demandante estará ahí, o se va a otro lugar y seguirá demandando».

En ese mismo sentido, José Miguel Santos acotó que si sólo se trabaja con la familia y los menores, pasaría igual a lo que ocurre en el combate contra las drogas, que se persigue sólo al que la trafica, pero no contra el que la consume.

Fácilmente, adujo, en los operativos que se hacen en contra de la prostitución de menores, a quienes se apresan es a los propietarios de los negocios y a los menores, pero los clientes, los que están consumiendo y demandando los servicios de las niñas, esos nunca caen presos.

«O sea que una imagen tan importante como el proxeneta es la del perpetrador», subrayó.

En cuanto a la explotación laboral, los invitados al almuerzo destacaron que muchas veces son los propios padres quienes llevan a los menores a las plantaciones agrícolas para que trabajen. Según estudios, en los hogares donde hay niños que trabajan, estos aportan el 25% de los ingresos de la casa.

La pobreza y la ignorancia y muchas veces la indiferencia de la sociedad, se conjugan para que esto se produzca sin que se tome en cuenta el daño que se le hace a los niños.

Explicaron que precisamente una de los objetivos del Comité para la Erradicación del Trabajo Infantil es concienciar sobre este problema, así como llevarle alternativa a las familias de los menores involucrados.

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