Exigencia de la inversión directa extranjera

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OR JOSÉ LUIS ALEMÁN, S.J.
Los países tecnológicamente aletargados o tardíamente abiertos al exterior quisiéramos creer que basta eliminar las barreras de entada al capital foráneo o de repatriación de sus ganancias para aumentar nuestros recursos financieros y técnicos mediante la inversión extranjera. Confundimos condición necesaria con condición suficiente; en la antigua nomenclatura económica problemas monetarios y problemas “reales”.

Si la única inversión existente fuese financiera problemas de diferencias de interés entre nosotros y otros países y la posibilidad de cubrirse de riesgos cambiarios serían las “únicas” limitantes importantes. Si la inversión es “real” porque se trata de una empresa productiva nueva o por lo menos de una adquisición parcial de acciones en una empresa ya existente se requiere mucho más.

Hablemos hoy de ellas y de las estrategias más usadas por estas empresas conjuntas (join ventures). En último análisis éstas son las que deseamos porque importan tecnologías que por su valor agregado permiten pagos más altos a factores nacionales de producción.

1. Condiciones de éxito de inversiones directas extranjeras
A) Antes de la globalización, o sea cuando los bienes y servicios se producían con componentes procedentes de muy pocas empresas (sobre todo del país de origen de la inversión y del país receptor) la teoría económica se centraba en examinar si resultaba o no más rentable a una empresa producir esos bienes en el exterior o renunciar a ese mercado. Suponíamos que la tecnología era intransferible o que el costo de control de calidad o de transporte eran prohibitivos. Con excepción  de las barreras aduaneras de entrada prestábamos poca atención a factores institucionales.

En general la inversión directa en el extranjero la hacían empresas de alta tecnología que prácticamente levantaban fábricas similares a las del país de origen o las que se especializaban en la extracción de materias primas o en cultivos que requerían climas tropicales. Una razón poderosa de estas inversiones era la imposibilidad de entrada en mercados importantes. La inversión en el extranjero copiaba la organización administrativa existente en el país de la empresa inversora. La inversión agrícola extensiva, por ejemplo, se hacían adquiriendo la propiedad de tierras de gran extensión y casi todos los cargos administrativos de importancia eran ocupados por nacionales extranjeros.

Aunque bajo el indirecto influjo de Ricardo, más ocupado en el comercio que en la inversión en el extranjero (a sus ojos aborrecible por razones que tienen más que ver con el poder y el orgullo nacional que con los negocios) era lugar común insistir en la búsqueda del país con mayores ventajas comparativas, en la práctica la conveniencia de este análisis se limitaba a pocos países con recursos naturales intransferibles. El tamaño del mercado y su inaccesibilidad al libre comercio de bienes poco tenían que ver con ventajas comparativas de producción.

B) Extremadamente distinta es la inversión directa en el extranjero en estos globalizados tiempos. Por una parte la producción de componentes y no de productos finales multiplica el número de destinos posibles y complica el proceso de ensamblamiento de los bienes finales. Por otra parte la reducción de costos de transporte y de control de procesos y de calidad permite inversiones directas en países que sólo dominan procesos simples manejables por personal poco calificado.

La organización, sincronización y coordinación de procesos demandan capacidades muy superiores a los de los antiguos administradores y dificultan hasta la imposibilidad de replicar tal cual los procesos administrativos y técnicos de las empresas inversoras. Casi por definición hay que recurrir a trabajar junto con empresas locales algo que plantean las conocidas fallas de mercado de principal y agente y de conocimiento asimétrico de las partes del joint venture. Antes de analizarlas dirijamos la mirada a otras exigencias requeridas por la inversión directa en el extranjero, en concreto problemas institucionales. En otro artículo anterior he expuesto algunos de los retos que plantean las barreras tras- e intra fronteras.

Las empresas potencialmente inversoras prefieren países en los que el sistema financiero está ya sofisticado, la mayor parte de las empresas funcionan bien y exhiben políticas macroeconómicas razonablemente disciplinadas. Evitan, en cambio aquellos donde el gasto fiscal está fuera de control, el tipo de cambio es errático, se supervisa laxamanete los bancos o las empresas no respetan accionistas extranjeros.

Cuatro economistas pertenecientes al staff del FMI (Prasad, Rogoff, Wei y Khose) insisten en que las inversiones directas extranjeras ofrecen perspectivas de mayor y más rápido crecimiento sólo si se han superado tres umbrales que serán a su vez mejorados por la inversión extranjera: profundización financiera, administración respetuosa de accionistas minoritarios y prudentes políticas monetarias. Según ellos existen diferencias apreciables entre los requisitos necesarios para la inversión directa y para el comercio exterior: el comercio exterior estimula las reformas institucionales y se puede dar sin éstas mientras que las inversiones directas extranjeras exigen instituciones previas sólidas que serán reforzadas por ellas.

Para The Economist (November 18, 2006) inversiones bancarias extranjeras ayudan a la banca nacional a aceptar mejores normas regulatorias y contables y a subir sus niveles de prudencia mientras que las gerencias empresarial se beneficia del ejemplo de empresas extranjeras con buenos Consejos Directivos y mayor atención a accionistas minoritarios bastante ignorados en las empresas familiares nacionales.

2. Empresas mixtas de capital extranjero y nacional (Join Ventures)
A) Dos proyectos de tesis de doctorado en la universidad de Burdeos, Francia, presentadas por dos profesores de administración colegas míos, Sterling Jiménez y Miguel Sáiz, sobre los problemas de principal y agente en Join Ventures me han servido para profundizar la temática microeconómica de la “agencia”, relaciones entre un principal que contrata un agente para ampliar sus negocios.

La teoría de la agencia ha sido desarrollada por Coase en su análisis del papel de los precios y de la jerarquía como sistemas de decisión y por Oliver Williamson, dos reconocidos economistas. En ocasiones es mejor para una empresa dejar que las decisiones las tome un subordinado no sometido a órdenes (jerarquía) que actúa para beneficio de aquella. El caso más conocido entre nosotros es el del vendedor o visitador. El agente depende del principal para abastecerse pero el principal depende de aquél para ampliar sus ventas entre clientes separados por la distancia y a quienes no conoce. El principal pudiera ampliar su negocio a través de sucursales pero opina que le es mucho más barato contratar agentes.

Este tipo de “sociedad” tiene, sin embargo, la dificultad de que tanto el principal como el agente buscan su propio interés. En ocasiones la relación conviene a ambos: el principal vende más a menor costo que si lo hiciese él y lo mismo el agente que carece de capital para vender. En ocasiones el agente ha ganado tanto que piensa en independizarse porque cuenta con la lealtad de los clientes y conoce sus gustos y necesidades. En este caso, potencialmente siempre presente, trata el principal de mantener al agente dependiente de él. Lo difícil es cómo lograrlo.

Unas veces el principal trata de controlar al agente sometiéndolo a controles de seguimiento. Otras veces prefiere contratos de repartición de excedentes. Últimamente se cultiva la confianza como garantía de cumplimiento.

B) El marco teórico de la agencia se presta admirablemente para el estudio de una corporación que decide adquirir una empresa en el extranjero. Por razón de la complejidad de la administración de la producción de componentes de diversos orígenes, del poco conocimiento de las empresas y de las instituciones, de diversos estilos administrativos y de falta de contactos económicos, sindicales y políticos las empresas extranjeras se sienten compelidas a formar empresas de capital mixto. Se da así el clásico problema de la agencia: control del principal, la empresa extranjera, sobre el agente, la empresa nacional.

De acuerdo con el nivel tecnológico deseado el principal tendrá mayor o menor necesidad de controlar el proceso, lo que implica mayor poder de decisión a mayor exigencia y menor poder a mayor riesgo nación o mayor dependencia de suministradores locales.

Un primer instrumento de control es la participación en el capital accionario. No existe, sin embargo, en algunas culturas una precisa correlación entre capital y control: en una cultura personalista, nacionalista, rica en relaciones familiares y cortoplacista el agente minoritario goza de un poder real superior al legal. Quien prefiera este instrumento de control tendrá que disfrutar de una base legal mayoritaria bastante alta lo que conlleva la inyección de muchos recursos financieros.

Un segundo y no excluyente instrumento de control es el seguimiento del proceso indispensable en la producción de bienes o servicios sofisticados en comparación con los estándares locales. La inversión financiera incluye entonces el traslado de personal costoso de ingeniería, contabilidad y administración. Un factor cultural importante puede ser la tendencia a soluciones de conflicto y logro de consideraciones administrativas y fiscales de índole paralegal.

Otro instrumento de control es la concesión al personal o a organizaciones sindicales radicales de incentivos especiales, diversos de la repartición de beneficios a los accionistas, ligados al volumen y calidad de la producción.

Todos estos medios de control conspiran en principio contra la rentabilidad de las empresas mixtas. Tal vez por esta razón se está discutiendo la conveniencia de fomentar la confianza como instrumento de mejor gobernanza. Definimos entonces confianza en caso extremo como el no aprovechar debilidades reales del agente para hacerle daño. En principio los gerentes responsables de la administración de personal asumen la tarea de identificar personal y empresa estimulando a los empleados al desarrollo individual de sus potencialidades dentro de la empresa. En bastante casos concretos -ejércitos, asociaciones religiosas, empresas familiares de cierta envergadura, instituciones educativas y sanitarias- se han creado instituciones “asesinas”, aquellas con la que el personal se casa de por vida aun aceptando algunas desventajas comparativas en la remuneración.

Lord Layard, profesor de la London School of Economics, está provocando una revolución axiológica en la Economía al aplicar a políticas sociales y fiscales experimentos neuropsicológicos iniciados por Kahneman que muestran que en países desarrollados importa más la seguridad y la satisfacción en el empleo que su misma remuneración. Obviamente este no es nuestro caso (¿aún?).

Esbozo de aplicación al caso dominicano
Irresistible resulta la tentación de teorizar sobre la posibilidad de aplicar lo escrito a la inversión directa extranjera en República Dominicana.

A) La primera gran pregunta es la del umbral mínimo requerido para el flujo a República Dominicana de inversión directa extranjera. Hace tres años la respuesta hubiera sido probablemente positiva. Hoy en día la situación es menos clara. Desde entonces hemos vivido tres experiencias traumáticas: la nacionalización de las Distribuidoras Eléctricas, la aparente falta de voluntad para decidir responsabilidades por la quiebra del Baninter y de implementar administrativa y legalmente el CAFTA-RD, y el anuncio de la salida de inversiones extrajeras asentadas desde hace tiempo en el país como VERIZON y la SHELL. No condeno ni los hechos ni los intentos de resolver el problema. Me interesa sólo rastrear su efecto sobre el nivel de umbral a la inversión directa.

Obviamente, y a pesar de la corrección financiera con que se nacionalizaron las Distribuidoras, no parece posible negar su impacto negativo sobre la propensión a invertir directamente en República Dominicana. Hay varios hechos relacionados con la nacionalización que ponen a pensar: la renuencia por razones sociales y económicas de permitir alzas de la tarifa eléctrica al subir el precio del petróleo, los atrasos en el pago de la deuda con las distribuidoras y generadoras y los esfuerzos por renegociar el Acuerdo de Madrid. Todo el conjunto aumenta, debe hacerlo si los mercados no están locos, el riesgo país.

La quiebra de los tres bancos y sus consecuencias cambiarias e inflacionarias tuvo un impacto negativo en el mundo financiero internacional que nos negamos a comprender, aunque el acuerdo Stand By con el FMI no debiera dejarnos dudas de su gravedad. No llama tanto la atención la lentitud del proceso, muy habitual en casos tan serios ni la defensa empeñada no en negar los hechos sino en acusar a los demandantes de justicia selectiva, como el silencio del Gobierno ante tal  caso. Los intentos de evadir obligaciones de licitación de las obras públicas pactada en el CAFTA-RD emitieron también señales negativas sobre nuestra voluntad de cumplir con lo acordado.

Las anunciadas venta de VERIZON y SHELL fueron otras posibles señales de empeoramiento de nuestras perspectivas económicas.

Quizás la disminución de las inversiones directas extranjeras en el 2006 sea resultado de una visión más pesimista de nuestra preparación institucional para acoger inversiones directas extranjeras.

B) Todo parece indicar -peculiaridades de nuestra cultura, predominio de actitudes amiguistas en los negocios, complejidad del paisaje político, escasa vigencia de derechos de propiedad, riesgo fiscal- que el tipo dominante de inversiones directas extranjeras será el de Join Venture.

Las excepciones más probables son aquellas íntimamente correlacionadas con recursos naturales no transables y en sectores con una historia institucional impecable: turismo y minería para la exportación, por una parte, e industrias de zonas francas con capital extranjero, por otra parte.

Un caso curioso de “cuasi inversiones” extranjeras se da en empresas de zonas francas de propiedad accionaria o familiar dominicana dependiente de contratos de exportación de grandes empresas extrajeras.

4. Conclusion
A pesar de las dificultades expuestas no debemos olvidar tres grandes ventajas que ofrece el país a la inversión directa extranjera y que la historia acredita: la cercanía al mercado norteamericano, nuestra capacidad de mantener una notable estabilidad institucional en algunos sectores de la economía (zonas francas) y la confiabilidad de nuestra mano de obra.

Sobre ésta una confesión de Barack Obama al contemplar el avance de los latinos en comparación con los afro americanos: “cuando se les aprieta muchos negros norteamericanos confiesan a regañadientes su admiración a los inmigrantes latinoamericanos: por su fuerte ética de trabajo y su compromiso con la familia, su disposición a comenzar desde abajo y hacer rendir al máximo lo poco que tienen” (The Audacity of Hope, 2006, p. 263).

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