Hoy nueva vez he sido desconsiderada por el presidente de la Cámara de Diputados al intentar prohibirme hacer uso de la palabra y no aplicar el reglamento que el mismo dice hay que respetar.

El Parlamento es el primer escenario en el que debe prevalecer la voluntad popular.

Los legisladores somos los representantes del pueblo y tenemos por misión trasladar al hemiciclo las opiniones de nuestros representados. Es el Parlamento el lugar donde las palabras que expresan ideas y pareceres adquieren la mayor importancia.

Negar la palabra a un legislador es atentar contra la democracia y sin democracia ¿para qué necesitamos de un Parlamento? Hoy nueva vez he tenido que reclamar un derecho: el derecho a la palabra que me quisieron negar, y es una ignominia que los que tenemos entre nuestras funciones fiscalizar que todos los derechos de la sociedad sean respetados debamos reclamar un derecho tan esencial en el sistema democrático, y tener que hacerlo en la principal institución que debe salvaguardar la democracia.

Reafirmo mi compromiso con la institucionalidad, la democracia y el enfoque de derechos para cambiar el actual modelo político, social y económico, y defenderé con nuestra voz las opiniones y aspiraciones de los que quieren y merecen vivir en una sociedad más inclusiva, equitativa y solidaria.