¿Existe suficiente oferta turística en la economía dominicana?

¿Existe suficiente oferta turística en la economía dominicana?

POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
Sin lugar a dudas, la República Dominicana ha evolucionado rápidamente hacía una economía de servicios, tanto a nivel interno como externo, siguiendo en este sentido la tendencia de la mayoría de los países del mundo. Dentro del tratamiento de los servicios en la balanza de pagos, el impacto del turismo en la economía dominicana básicamente se determina a graves del ingreso de divisas generadas por éste, las cuales crecieron vertiginosamente como parte del total de ingresos por servicios de un 49% en 1980, a un poco más de un 90% en 2004.

La base legal del desarrollo turístico nacional data de fines de los años sesenta y comienzo de la década de los 70. A partir de entonces, el Estado levantó grandes infraestructuras turísticas como vías de accesos, cambios de destino en el uso del suelo y construcciones de fastuosos complejos turísticos. Así, el Estado promulgó la «Ley 153 de Incentivos al Desarrollo del Turismo», la cual contemplaba la exención de un 100% de los artículos importados a los sujetos que deseen invertir en la actividad turística. Con esta Ley, el Estado perseguía atraer a inversionistas extranjeros hacia Republica Dominicana. Sin embargo, se debe tener presente que la terciarización de nuestra economía no cuenta con un suficiente desarrollo de los sectores primario y secundario que le respalden, pues el país confronta persistentemente de agudos problemas de energía y producción, necesitando proveer a la creciente demanda interna y a los flujos del turismo, de los bienes y servicios requeridos. De este modo, la industria nacional es poco competitiva internacionalmente y se encuentra supeditada a la importación de maquinarias, equipos y materias primas, lo cual junto al peso considerable del petróleo dentro de la estructura total de las importaciones, hacen que el ritmo de la actividad económica dominicana requiera de la tenencia de divisas.

LA OFERTA HOTELERA

Nuestro inventario de alojamiento turístico consta de unas 28,879 plazas en hoteles y 127,704 en Hoteles Resort. Allí, nuestro país recibe hoy más de tres millones de turistas extranjeros. Si la República Dominicana emprendiera una acción coherente en materia de turismo, podría incrementar su turismo receptivo, por ejemplo, en un 40%. Este incremento significaría unos cuatro millones y medio de turistas por año, en un plazo relativamente breve (de tres a cinco años), tal como hicieron antes Brasil, Turquía y Australia, Ahora bien, si esta meta es razonable y se concretara realmente, cabe preguntarse si el país dispone de una capacidad de alojamiento, servicios en general y calidad adecuada, para recibir y atender satisfactoriamente los requerimientos de este mayor flujo turístico proyectado.

El turismo receptivo tiene poca estacionalidad, o sea que los viajeros internacionales llegan al país de manera más o menos uniforme en los distintos meses del año. Estudios revelan que la tasa de alojamiento es mayor entre los meses de enero-marzo, julio-agosto y los meses entre noviembre y diciembre. La oferta de alojamiento disponible en todo el país asciende a 61,879 habitaciones hoteleras. Si de este total se consideran solamente aptos para atender a los turistas internacionales los hoteles de 3 a 5 estrellas, la capacidad de alojamiento se reduce a cerca de 50,000 habitaciones. La estadía promedio por turista extranjero representa poco más de una semana (9.3 días). De modo entonces que si contamos actualmente con un flujo turístico adicional de 430,934 visitantes actualmente, el equivalente serían unos 14,364 turistas «simultáneos». De acuerdo a información recabada en las empresas del sector, el grado de ocupación promedio anual de dicha capacidad hotelera asciende al 74.2%. Ello significa que existe un alto índice de capacidad ociosa en el sector hotelero, equivalente a 15,965 habitaciones, lo cual implicaría que si bien se encuentran sin ocupar, las mismas serían insuficientes para albergar a más de un millón de turistas simultáneos, equivalentes a cuatro millones por año.

El promedio de ocupación hotelera de 74% se compone de valores cercanos al 82% a comienzo de año, un 75% en verano, 70% a final de año y muchos menores al promedio (60%) en los restantes meses del año. Es decir, que con la infraestructura hotelera existente, la recepción de nuevos turistas es limitada en las temporadas altas (verano e invierno), pero altamente factible en el resto del año, período sobre el que deberían incentivarse los arribos. Por otra parte, si se verifica un aumento del nivel de ocupación hotelera para los años 2005-2008, es lógico suponer que los mecanismos de mercado tenderán a aumentar la oferta de alojamiento (construcción de nuevos hoteles) y a mejorar los servicios existentes.

GENERACIÓN DE DIVISAS Y EMPLEO

La principal razón de promover el turismo es la generación de divisas, así como también, impulsar el desarrollo de otros sectores productores de bienes o servicios ligados al turismo, tales como la construcción, los sectores productores de bienes agrícolas e industriales, el transporte, las comunicaciones, etc. En promedio, cada dólar generado por el turismo entre 1980 y 2004 tuvo un gasto de 54.6 centavos de dólar, diferencia que se explica básicamente por el elevado costo privado de generar energía en el sector hotelero. El saldo de turismo fue negativo entre los años de 1964 y 1979, con un déficit tope de 34 millones de dólares en 1979. Pero en lo adelante, luego de un superávit de 6.8 millones de dólares en 1980, fueron obteniendo superávit cada vez mayores (aunque menores fueron sus tasas) al crecer más de 1000% en 1981, 128% en 1982, 30% en 1983, y así sucesivamente hasta crecer a una tasa positiva de 6.4% en 1989, y solo 0.96 y 0.99% en 2003 y 2004, con relación al año anterior. Estos superávit en ingresos de divisas turísticas fundamentalmente se lograron gracias a una gran expansión de la oferta habitacional turística.

En cuanto al empleo, el impacto económico del turismo ha contribuido, directa e indirectamente, a su crecimiento. Los establecimientos hoteleros donde mayor empleo se ofrece, son aquellos cuyo número de habitaciones se encuentra por encima de 100, ya que el factor empleo promedio por habitación se sitúa (considerando nuestros supuestos) en 1.13 personas, mientras que a nivel general la relación hoy día se estima en un 3.5. La recepción turística utiliza mano de obra en forma intensiva. Dado el grado de paro encubierto existente en la economía dominicana y, muy en especial, en el sector agrario, el turismo no ha tenido problemas de mano de obra. Un gran número de los puestos de trabajo de la industria turística admiten funcionar con personas mínimamente especializadas, con lo cual la mano de obra subocupada pudo integrarse parcialmente en ella. En las zonas turísticas de estacionalidad más acusada, una parte importante de la mano de obra eventual contratada procede de la parte interior del país, producto del excedente del sector primario del que sale durante la alta temporada turística para reintegrarse a él el resto del año.

Aparte de los graves problemas sociales, humanos y económicos derivados de la contratación eventual (por lo que se supone inestabilidad), es indudable que ésta afecta de manera importante a la profesionalización del empleo en el sector y, consiguientemente, a la calidad del servicio.

DEMANDA DE ALOJAMIENTO TURÍSTICO

Entre 1980-2004 el número de visitantes extranjeros se multiplicó casi por 11; en 1980 fueron 301,070 y en 2004 unos 2,872,891 turistas. Los factores principales que han impulsado el avance de la afluencia turística, y que han determinado la ventaja comparativa revelada de la República Dominicana frente al ejemplo descrito de algunos países exitosos en sus flujos turísticos comerciales, han sido la política de precios bajos, junto a la devaluación de la moneda.

El número de visitantes que demanda alojamiento turístico fundamentalmente viene al país vía aérea. Ese total de visitantes mantuvo un crecimiento promedio de 9.1% en el período 1982-2002 destacándose un crecimiento de 26.4% en 1988, 23.6% en 1992, 20.3% en 1985 y 19.5% en 2003, años en los cuales se experimentaron crecimientos significativos en la creación de empleos directos y en el número de habitaciones hoteleras disponibles. Tradicionalmente, la oferta de alojamiento turístico ha respondido al incremento de la demanda durante décadas. Sin embargo, si bien el total de habitaciones fue mayor, la tasa de ocupación ha respondido también a la devaluación de la tasa de cambio, notándose reducciones importantes después de la crisis de 1990 y entre los años 2001 y 2002, al llegar hasta un 63%, nivel solo alcanzado entre 1985 y 1986.

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El autor es economista y profesor universitario.
adolfomarti@verizon.net.do

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