¿Existe un catálogo de peinados escolares?

¿Existe un catálogo de peinados escolares?

Los centros educativos públicos y privados han convertido la apariencia física en el eje principal de medición de la conducta y el derecho al acceso a educación del estudiantado. Se refuerza así una lógica cultural de discriminación racial y negación de la identidad y se agudiza la desigualdad.

Diariamente porteros, policías escolares y/o directores/as de centros educativos asumen las actitudes autoritarias y de corte militar con la revisión de peinados, orejas, camisa, pantalón, falda, medias y zapatos.

Un ejercicio cotidiano de discriminación racial y de clase social que se muestra en elementos como los siguientes:

1. No se acepta que la población infantil y adolescente de ambos sexos asista a clases con su pelo natural de origen afrocaribeño con ondas y trenzas características de nuestra negritud.

Son muchas las observaciones que registramos en distintos centros educativos públicos y privados en los que se prohíbe a las niñas y jóvenes ir con trenzas o con “pajones”. “Ese no es un peinado escolar”. Esta expresión le dijo un portero a una niña que llevó su pelo crespo suelto mostrando todas sus ondas. La niña le respondió: “Donde está el catálogo de peinados escolares”.

La prohibición de peinados y cortes de pelo en los que se muestra la negritud es una negación de la identidad negra presente en nuestra cultura y contradice el currículo que supone un fortalecimiento de la identidad cultural.

2. Prohibición de entrada a niños/as y jóvenes que no vistan medias y/o zapatos negros. Esta prohibición expresa discriminación de clase social,  la posesión de zapatos escolares y medias supone a las familias un gasto que supera sus posibilidades. Una madre que tiene cuatro hijos/as estudiando en la escuela y tiene que comprar cuatro pares de zapatos debe gastar entre 1,000-1,500 pesos solo en zapatos regulares.

Otras prohibiciones discriminatorias se hacen con los pantalones, camisas y aretes. No se toma en cuenta las condiciones socio-económicas de las familias para mantener a sus hijos e hijas con uniformes en buenas condiciones, lavados y planchados.

¿En vez de dedicar tanto esfuerzo en reprimir la apariencia física no se debería revertir en mayor atención al aprendizaje y a la convivencia sostenida en valores?

La continua expulsión por uniformes tanto en centros educativos públicos como privados provoca en los/as estudiantes un modelaje social que refuerza la apariencia como el eje principal de la interacción social y debilita la importancia que tiene la asistencia al centro y la participación en el proceso educativo. Con esta práctica se afecta el derecho que tiene la población infantil y juvenil a la educación así como la regularidad en su permanencia en ella.

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