El ser humano existe y actúa en función del tiempo, aunque cuando se trata de placeres reúsa a los horarios. Hay horarios para dormir, trabajar, ir a la escuela… y así también los debe haber para actividades como comer, ya que esto influye mucho en la estabilidad de su organismo.

¿Existen horarios para comer? “Definitivamente sí. Los horarios son de suma importancia al momento de llevar una alimentación adecuada. Nos ayudan a mantener nuestro metabolismo activo, a llegar con menos hambre a los otros horarios de comidas y nos someten a una disciplina alimentaria organizada y saludable”, afirma la nutrióloga Taiana Ubiñas, especialista del centro Nutrifit.

La doctora señala que la fórmula correcta es hacer tres comidas bases y dos meriendas, “considerando que el desayuno es la primera del día y marcará los otros horarios cada 2 a 3 horas luego de este hasta la cena.

Excepciones. Algunos pacientes por condiciones especiales, tienen una jornada muy extendida y se van a la cama a altas horas de la noche, por ejemplo. Estos pacientes necesitarán una merienda extra que será organizada por el profesional, según la conveniencia del paciente y sus necesidades

“Luego de hacer una cena a más tardar 8:00 de la noche no debería ingerirse más alimentos si es que queremos cuidar la salud y mantener un físico saludable. Algunas personas por asuntos particulares tienden a dormir muy tarde y a veces necesitan una merienda extra, siempre y cuando no sea algo muy copiosa o pesada”.

Comidas y ejercicio. Existen muchas teorías sobre el momento de comer más adecuado con relación al ejercicio. Ubiñas se identifica con la que favorece la ingesta de “algún alimento ligero y con una carga de carbohidratos para tener le energía necesaria” antes del ejercicio, “para aguantar el ejercicio y que cuando se comience a quemar calorías, sea por lo ingerido y no por las reservas”.

Luego del entrenamiento, especialmente si son ejercicios extremos, se puede consumir una carga de proteína. “Algunos lo hacen en liquido por suplementación. A mí me gusta más que sea natural, con alimentos ricos en ella como claras de huevo, atún, yogurt, entre otros”, concluye.