Hoy 
El país ha logrado progresos en la lucha contra el narcotráfico. El frecuente decomiso de importantes cantidades de drogas en puertos, aeropuertos y otros lugares son una muestra convincente. El éxito se debe, entre otras causas, a la capacitación del personal antinarcóticos y una mejora en el cruce de información con otros países. El presidente de la DNCD, mayor general Rolando Rosado Mateo, habló ayer del tema como invitado al almuerzo del Grupo de Comunicación Corripio.
Pero la DNCD necesita fortalecerse. Le faltan equipos de avanzada tecnología, dos helicópteros de dos turbinas y cosas por el estilo. Necesita tener mejor control sobre los puertos y que el Gobierno se asesore con los organismos de seguridad antes de concesionar su manejo al sector privado. Hace falta que Estados Unidos y Europa, destinos principales de alijos de drogas, mejoren su cooperación con este país.
Debido a que ha perdido ventajas en Colombia y Centroamérica para el trasiego, el narcotráfico tiene al país como puente importante en el Caribe. La capacidad de interdicción aérea local le ha cortado el bombardeo desde el aire y trata de valerse de los puertos y costas para sus propósitos. Por eso es grande su actividad en estos entornos. Es necesario mejorar la capacidad de la DNCD para combatir las modalidades del tráfico internacional de drogas.
Paso correcto por el presupuesto
La Cámara de Diputados se ha apegado a su reglamento, obedeciendo el mandato de enviar a comisión un asunto tomado por el Pleno.
Se trata del proyecto de Presupuesto General del Estado, que el Senado, de manera indelicada, aprobó sin remitir a comisión y sin estudio previo, haciendo caso omiso a lo que manda el reglamento de ese organismo.
La Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados anunció que escuchará los argumentos de diversos sectores sobre la distribución del Presupuesto, y que analizará la pieza para luego emitir su informe y recomendaciones.
Eso mismo debió hacer, y no hizo, el Senado de la República.
El país espera que el buen juicio permita concebir un presupuesto que privilegie auténticas prioridades.
