Exitosos
Un trío con grandes hits

<STRONG>Exitosos<BR></STRONG>Un trío con grandes hits

Luego de que Derek Jeter dispare el sencillo número 3,000 de su carrera, el capitán de los Yanquis de Nueva York tendrá que emplearse a fondo para pasarles a otros grandes bateadores, los cuales llenaron una época dorada del béisbol.

Nos referimos a Wade Boggs, Rafael Palmeiro y Rickey Henderson, quienes con el madero se hicieron sentir por más de una década en las mayores.

Boggs debutó el 10 de abril de 1982 con los Medias Rojas de Boston e inmediatamente puso credenciales de que sería un bateador fuera del montón.

En su temporada de novato, Boggs jugó sólo 104 partidos y terminó con un astronómico promedio de .349, gracias a 118 hits en 338 turnos oficiales.

Durante la temporada muerta, la gerencia de Boston optó por darle la posición de antesalista titular a Boggs, quien respondió con el bate como nadie esperaba. El nativo de Omaha, Nebraska, promedió .361, ganando su primera de cinco coronas de bateo.

Se caracterizó por ser un maestro bateando   para el lado izquierdo del terreno, al punto de conectar al menos 200 indiscutibles por siete temporadas en forma consecutiva. Eso, además, le ayudó a ganar un par de lideratos de  dobles  por las cercanías del “Monstruo Verde” del Fenway Park,   estadio de los Medias Rojas.

Su mayor total de incogibles ocurrió en la campaña de 1985, al registrar 240. ¡Era un bárbaro en la caja de bateo!

 Por sus grandes dotes, Boggs recibía numerosas transferencias y tendía a no abanicar con frecuencia. Nunca se ponchó 70 veces.

Envidiable.  Palmeiro poseía uno de los swings más preciosos y compactos de la historia del juego.

No se acostumbró a dar batazos para la banda contraria, pero sí lograba ajustes inmejorables entre un pitcheo y otro.

  El cubano debutó a los 21 años en las Grandes Ligas, situación que no le favoreció. Luego de que duró un par de años con altibajos, Palmeiro consiguió su primera campaña completa, donde disparó 178 inatrapables. En sus 20 temporadas, nunca conectó 200 hits, pero  logró entrar al club de bateadores de 3,000 inatrapables, 500 cuadrangulares e igual cantidad de dobles.

Emocionante

Pensar en  Rickey Henderson es recordar aquellos hurtos a base de  velocidad e inteligencia en las almohadillas.

Sin embargo, Henderson es más que   eso. Fue un jugador que  alcanzó los 3,000 inatrapables por su gran entrega y amor al juego. No descansó hasta conquistar una hazaña, que lo convirtió en un “trotamundo”. Permaneció  25 temporadas en las mayores, tiempo que dividió  entre nueve equipos. Su campaña de mejor producción de sencillos  aconteció en 1980, con un total de 179. Henderson siempre se mantenía en las bases, sea por indiscutible o boleto. Consiguió al menos 100 transferencias en 7 ocasiones.

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