Expectando el 2011

Expectando el 2011

Cuando vemos que se aproxima el fin de año y las circunstancias vividas no son las que hemos soñado,  la tristeza puede llegar a tocar nuestro corazón.

El recuerdo de tiempos pasados,  los sueños no cumplidos, la soledad, el dolor por la ausencia de seres queridos, intentan perturbar la paz  y arrebatarnos el ánimo, para impedir que lleguemos  a un fin de año convencidos de que lo que no pudo lograrse, todavía puede alcanzarse.

Nuestros pensamientos representan la clave de una actitud correcta.

 Si logramos mantener nuestra mente con las ideas verdaderas, esperaremos un 2011, expectantes de todos los buenos acontecimientos que nos sucederán.

Para ello, es necesario saber que aquel que tiene nuestras vidas en sus manos, nuestro Padre celestial, nos dice: “Yo sé los planes que tengo para ti, planes de bien y no de mal para que obtengas el futuro que esperas”.

Es cuestión de confiar. Es un asunto de fe. Es creer aunque no veamos ni entendamos.

Es estar seguros de que nuestro Señor, que es Todopoderoso, nos dice que no temamos, que Él estará con nosotros hasta el fin de los tiempos.

Es quien afirma que es nuestro Dios que nos esfuerza, que siempre nos sustentará y sostendrá.

Descansemos en el que prometió, porque es fiel para cumplir cada una de sus promesas.

Estemos seguros de que Él transformará todo el dolor y las circunstancias adversas en alegrías.

El Señor abrirá nuevas puertas,  te brindará nuevas oportunidades, se acordará de ti para bien.

Solo confía.

Solo espera en Él.

Dile no  a la tristeza.

Recibe el año entrante lleno de esperanzas.

No olvides que la esperanza es el ancla del alma.

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