Los “cabos sueltos” más elementales en el juicio contra los 24 acusados de la matanza de siete colombianos en Paya posiblemente empiecen a ser atados hoy, cuando sea interrogado el principal investigador del caso, el coronel Adolfo Sánchez Pérez.

Sin embargo, este oficial, el segundo en ser interrogado,  subirá al estrado del Primer Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional  intentando “zafarse la cola” que algunos actores de su entorno quieren pisarle desde hace varias semanas, cuando lo  vincularon a  supuestos narcotraficantes.

Los abogados de los 27 imputados, del crimen y  que conecta con un segundo tráfico de droga, enfilan sus cañones para “poner al coronel entre la espada y pared”, igual que lo hicieron el viernes con el vice almirante Edwin Dominicci, investigador por parte de la Marina de Guerra. Ante el juez Román Berroa Hiciano han tenido que suspenderse las amenazas que hacían acusados y abogados, los que  incidentaban el juicio.

Pero el Ministerio Público no ha podido presentar las pruebas que revelen a quiénes los colombianos masacrados les enviaron la droga en la República Dominicana y quiénes tenían que pagar por los 1,300 kilos de cocaína, señalados como el móvil del caso.