Expectativas en la sociedad

Expectativas en la sociedad

Sin que se motive a calificarlo de «cacería de brujas», el rebuscar y hallar elementos para tipificar delitos contra el Estado es gestión que no debe perder continuidad, habiendo sido el país judicialmente infuncional en saneamiento moral.

De impunidades sucesivas como si subyaciera un implícito pacto de tolerarse con reciprocidad en el escamoteo de bienes, en la marrulla que conduce a la apropiación para el enriquecimiento ilícito.

Que no se desembaraza del aldeanismo transmisor de inhibiciones que extiende inmunidad a familiares, amigos y conocidos porque las coincidencias personales ayudan a sacarles las castañas del fuego a los fulanos y sutanos del diario vivir.

De ahí viene la impresión de que aquí sienta reales acoger a corruptos favoritos, lo que que constriñe a mínima expresión establecer jurisprudencias contra el peculado.

Un cambio alentador emergió con la selección para control del Ministerio Público de profesionales del derecho con antecedentes de independencia, y la pujanza inicial anticipó con elocuentes muestras que vendrían casos mayores.

Obras a completar. Desde luego, los fiscales solo son el factor acusador que necesita complementos. Estaría por verse si a partir de expedientes bien confeccionados la sociedad va a recibir de quienes presiden audiencias episodios de indoblegable integridad al fallar en respaldo a la búsqueda de la verdad y la sanción condigna.

Un paso
adelante

La selección de miembros de la Cámara de Cuentas basada en antecedentes de profesionalidad, experiencia en el campo de las auditorías y visible desvinculación partidaria, estuvo en la dirección correcta.

Acogió el suscitado rechazo social a que la renovación del importante órgano fiscalizador le hiciera permanecer en el secuestro ejercido con mezquindad y búsqueda de impunidad por entes de la política desde el poder.

Que el tiempo confirme que las maquinaciones han sido derrotadas. Que a nadie sonroje que este acierto viniera a ser consecuencia de alguna prudente y oportuna concertación entre enseñas partidarias.

Bendito sea el momento en que desde ámbitos políticos se actuara para favorecer los intereses de la nación por encima de los de ellos mismos. No se está acostumbrado a tanto desprendimiento y buen juicio.

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