Expectativas por elección de jueces

Expectativas por elección de jueces

Es inevitable que las expectativas de importantes sectores del país estén enfocadas hacia la reunión que habrá de llevar a cabo el Consejo Nacional de la Magistratura el lunes 15 de este mes para escoger jueces de las altas cortes. Existe en ese Consejo una desbalanceada correlación de fuerzas políticas que debe resistir la tentación de reeditarse en la escogencia de los magistrados de las cortes. Sería imprudente, pero no imposible, que la escogencia de los jueces pase por alto elementos éticos y aptitudes profesionales para centrarse en arraigo partidista. El rescate de la independencia de la Justicia debería comenzar por una selección fuera de toda duda de las personas a ocupar los cargos.
Nuestro aparato judicial tiene una independencia mermada por el dominio que la correlación política ha ejercido sobre instancias que deben garantizar la verticalidad e idoneidad de la administración de justicia. La sociedad, que no tiene un pelo de tonta, sabe que muchas de las debilidades que perjudican las garantías jurídicas se deben al peso de la presencia partidista. Hay una parte importante de la sociedad que aspira a un rescate definitivo de la entereza de principios en el aparato judicial, de modo que se pueda confiar a plenitud en sus actos y decisiones. El país no quiere ni merece que volvamos a dar pasos en falso en una escogencia que debe ser expresión de apartidismo y valoración de condiciones jurídicas y morales.

Un escollo para el turismo

En este país el crecimiento desordenado de los asentamientos humanos es un mal de grandes dimensiones para el desarrollo. Punta Cana, uno de los enclaves de turismo más frecuentado por líneas aéreas y un vínculo comercial con importantes zonas del mundo, poco a poco está siendo cercado por una expansión urbanística que ha crecido sin reglas, contrastando negativamente con su excelente infraestructura hotelera.
El presidente de la Asociación de Hoteles y Proyectos Turísticos del Este, Ernesto Veloz, advierte que la situación atenta contra la imagen del país y la seguridad de los turistas en la zona. El remedio es crear los controles necesarios para que el desarrollo urbanístico sea armonioso con instalaciones de recreo y las bellezas naturales de la zona. Y hay que actuar antes de que el mal empeore.

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