Expectativas por una reunión

Expectativas por una reunión

La reunión que sostuvieron en Washington los presidentes Leonel Fernández y Barack Obama despierta expectativas acerca del curso que habrán de tomar asuntos prioritarios de alto interés, entre los que sobresalen la catastrófica situación provocada en  Haití por el terremoto del 12 de enero y la fuerte ofensiva del narcotráfico. Es deprimente que después de reuniones y una cumbre internacional en las que se hicieron muchas promesas de ayuda para Haití, ese país continúe sumido en la ruina.

Muy poca ayuda de la prometida en todos estos encuentros ha llegado a Haití. La precaria infraestructura de servicios simplemente desapareció con el terremoto y nada se ha hecho para reponerla. El hacinamiento persiste en los refugios, con todas sus consecuencias sanitarias y de orden público. Una consecuencia de la reunión Fernández-Obama deberá ser la ruptura de la inercia que mantiene paralizada la reconstrucción de Haití.

La otra expectativa es que el Gobierno de Washington entienda que se necesita más que retórica y buena voluntad para contrarrestar la ofensiva del narcotráfico. Sin que se actúe para contener la demanda en Estados Unidos y sin el apoyo logístico suficiente a los países de la región, no se puede pretender la derrota del narcotráfico. Es hora de pasar de  la retórica a los hechos.

Conspiración y seguridad

En un país en que hay gente especializada en matar en las circunstancias más audaces, no sería extraño que sectores del crimen organizado  conspiren con la intención de eliminar a un fiscal, en este caso el del Distrito Nacional, Alejandro Moscoso Segarra. Su papel protagónico en la investigación de sonados casos de narcotráfico, lavado de activos y otros crímenes, lo exponen a esta probabilidad. Una cadena de atentados habla claro de estos peligros.

También es digna de tomar en cuenta la advertencia del doctor Marino Vinicio Castillo sobre la probabilidad de que el narco agregue periodistas en su lista de víctimas. Otros países han vivido la experiencia y nada nos hace inmunes a esta realidad. Las autoridades judiciales, policiales y militares tienen por delante un gran desafío. El crimen organizado pretende doblegar a la sociedad, sus autoridades e instituciones. De nosotros depende proteger nuestros más sanos valores.

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