Madrid, (EFE).- El líder libio, Muamar el Gadafi, «no tiene posibilidad de pervivencia en Libia», aseguró hoy la directora general de la Casa Árabe en España, Gema Martín Muñoz, quien se mostró convencida de que la transición democrática en ese país, tras el conflicto militar, «no tiene porqué ser difícil».

 «La situación después de Gadafi no tiene que ser inquietante. Gobierne quien gobierne lo que le va a interesar es mantener la situación económica del país», explicó en un encuentro con periodistas en el Club Internacional de la Prensa de Madrid. Para la arabista, las revueltas en Libia «están siguiendo las mismas pautas que el resto de los países en términos generales, pero con su propia realidad y la naturaleza de su régimen, distinto a los demás».

Martín Muñoz se mostró partidaria de la intervención internacional en el país norteafricano «siempre y cuando no sea terrestre, aunque tendrían que plantearse el ofrecer un mayor apoyo militar a los rebeldes». En cualquier caso, «el cambio es una realidad. Ya nada será como antes», dijo refiriéndose a todo el mundo árabe. «

Los ciudadanos han perdido el miedo, la realidad va a cambiar, pero también debe cambiar su mentalidad el mundo occidental, que vive un estado de incertidumbre», señaló. Según la arabista, lo que está sucediendo en el Norte de África es «el fin de la era postcolonial, a través de una ruptura generacional».

 «Las prioridades han cambiado. La búsqueda de la independencia, el antiimperialismo y el desarrollismo han dado paso a la reivindicación democrática y del estado de derecho», argumentó.

Definió las actuales movilizaciones como «claramente políticas», lo que las diferencia de las revoluciones anteriores, «porque ahora lo que se busca es cambiar la política y acabar con la corrupción para que pueda existir un cambio económico». Y los artífices de esa transformación son, según Martín Muñoz, los jóvenes pertenecientes a una generación urbana, con acceso a la educación, que sufren la falta de desarrollo profesional y la exclusión.

 «El 70 por ciento de la población total árabe tiene menos de 30 años, de ahí que se trate de una revolución generacional. Les une, además, un fuerte sentimiento de frustración y desposesión y son conscientes de su territorialidad, es decir de la importancia estratégica de sus países», explicó. Respecto a que la revolución llegue a Irán, la arabista señaló que ese país «tiene otro ritmo histórico y todavía están recientes las últimas revueltas, que no consiguieron fracturar el régimen de Mahmud Ahmadineyad». «Pero se dará, tarde o temprano, porque la sociedad iraní está muy preparada», concluyó. EFE