El experto en Inocuidad de Alimentos e instructor en Haccp y procedimientos de control sanitario, Carlos Mena, abogó por una correcta fiscalización estatal de la inocuidad de los productos pesqueros importados y de producción nacional.
Mena, quien además, es tesorero de la Asociación Dominicana de Acuacultores (Adoa), señaló que “la carencia de sanidad ha moldeado nuestra cultura de consumo y los criterios bajo los cuales ponderamos las compras de estos codiciados alimentos”.
Agregó que el consumo de productos pesqueros alivia sustancialmente la carga económica a largo plazo que representan los gastos dedicados al cuidado de la salud.
Sin embargo, manifestó que “en general los dominicanos nos beneficiamos poco socioeconómicamente de las bondades nutritivas y económicas que ofrece el consumo de productos pesqueros”.
Expresó que “cuando escuchamos hablar sobre sanidad, inmediatamente nos trasladamos al plano de la salud y una de las características que buscamos en los alimentos es precisamente que nos conserven y ayuden a estar saludables”.
Indicó que una de las arduas batallas de Adoa ha sido que las importaciones cumplan con los criterios sanitarios internacionales para que la producción nacional compita en igualdad de condiciones.
Precisó que la sanidad o la inocuidad se fundamenta en el concepto de la prevención y, se considera que un producto es inocuo si fue procesado en condiciones sanitarias apropiadas (aunque el producto no provoque daño a la salud, si fue procesado en condiciones antihigiénicas, se considera un producto no inocuo o adulterado).
Mena expresó sobre la economía de las personas físicas y jurídicas establecidas en el país e involucradas en la cadena de valor de los productos pesqueros, la inocuidad juega un papel predominante en crear las condiciones para una competencia leal entre las importaciones y la producción nacional, y cambiará la cultura de consumo.
Añadió que disponer de productos inocuos bajo los criterios internacionales, abre las puertas a mercados internacionales y “si le agregamos que el Estado llegue a cumplir con su labor promotora y reguladora, entonces se pueden abrir mercados internacionales para el subsector acuícola nacional, los cuales exigen el concepto de fiscalización “equivalentes” entre Estados”.
Consideró correcto y oportuno que en muchos países son las empresas las que motivan y empujan para que sus autoridades implementen sistemas efectivos y modernos de fiscalización de la inocuidad, primero por su incuestionable necesidad y segundo porque solo el Estado puede hacer cumplir las leyes y los diferentes amparos legales que debe tener un país para su fiscalización.