Guatemala.– El experto del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), George Gray Molina, subraya que América Latina y el Caribe registran por cuarto año consecutivo una recesión sin precedentes tras diez años de bonanza, y ve necesario que los Gobiernos sepan que lo más importante no es volver a crecer sino combatir las exclusiones.
En una entrevista con Efe, Gray aboga por consolidar los logros sociales para no volver a caer, e incide en que, al margen del desarrollo económico, “también es importante, o más importante aún, trabajar las exclusiones, que no se resuelven con el crecimiento”, sino desde una mirada “multidimensional del progreso».
Los éxitos económicos alcanzados en la región entre 2003 y 2013, que permitieron que 72 millones de personas salieran de la pobreza y otros 94 millones ingresaran a la clase media, no son una garantía.
Hay un “riesgo alto” de que entre 25 y 30 millones de ellos vuelvan a ese limbo que habían logrado dejar atrás, advierte Gray, economista jefe del PNUD para Latinoamérica y el Caribe.
Existen tres factores “que gatillan la recaída a la pobreza” como son la pérdida de empleo, los desastres naturales o la enfermedad en la familia, pero hay otros cuatro puntos que ayudan a “remontar esos shocks»- la protección social, el acceso a activos, los sistemas de cuidado y el empleo, sobre todo, juvenil.
Gray indica que evitar el retroceso depende del crecimiento económico, pero más de las políticas sociales que adopten los Gobiernos de la región para combatir lacras como discriminaciones de género; el repudio de pueblos indígenas, negros o la comunidad LGTBI; la falta de empleo juvenil, educación, sanidad, la inseguridad, la pobreza o la industria extractiva. Los verdaderos lastres del desarrollo.
América Latina, explica Gray, vive un momento “muy interesante» que invita a reflexionar sobre “la saturación de más de lo mismo”, sustentada en dos puntos de congestión– el laboral y el fiscal.
No se puede seguir aumentando el empleo de baja calificación de manera indefinida, como en el sector servicios, si no se amplía la protección social a los más pobres y vulnerables.
Para ello, avanza, es necesario hacer “más y mejor presión fiscal”, sobre todo a las grandes fortunas, porque los estudios demuestran que la gente pobre “da más de lo que recibe del Estado» en materia de transferencias y subsidios, y esa es una muestra más de una distribución de la riqueza inexistente.
En América Latina la presión fiscal está entre los 14 y 34 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), márgenes establecidos por Guatemala y Brasil, respectivamente.