Experto internacional asocia corrupción a problemas de institucionalidad

Experto internacional asocia corrupción a problemas de institucionalidad

El experto internacional en gobernabilidad Pere Torres advirtió ayer que la corrupción tanto en el sector público como en el privado alcanza mayores niveles en los países con una institucionalidad débil.

Pere Torres, del Instituto de Gobernabilidad Internacional, con sede en Calalunya, España, también favoreció una mayor participación, de manera permanente, de los ciudadanos, para lograr una democracia real, no sólo formal.

El Instituto de Gobernabilidad Internacional apoya a la escuela de alta dirección Barna en la publicación una serie de trabajos que sobre institucionalidad y gobernabilidad comienza a publicar el periódico Hoy en su sección económica, a partir de hoy.

El señor Pere Torres fue entrevistado por el editor económico de Hoy, junto a la rectora de Barna, Fabeka Lebrón. El texto de la entrevista es el siguiente:

Señor Pere Torres, parte de los problemas que enfrenta la economía dominicana, tienen su origen, según reconocen incluso organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), en las deficiencias de gobernabilidad. ¿Qué usted piensa?

Durante muchos años nosotros hemos estudiado durante muchos años por qué hay sociedades que se gobiernan fácilmente y otras que tienen mayores dificultades para ser gobernadas.

De esa investigación, hemos concluido en que una sociedad es más fácil de gobernar si tiene lo que hemos llamado una institucionalidad fuerte.

Por institucionalidad no nos referimos exclusivamente a instituciones públicas, sino también a la existencia de estructuras sociales que funcionen. Dentro de esas instituciones, a parte de la familia, nos vamos a encontrar con instituciones tan importantes como es el tipo de mercado y cómo se regula, el sistema educativo y cómo éste funciona, la relación de la empresa con el entorno en el cual se encuentra y cómo funciona, etcétera. Por lo tanto, la gobernabilidad no es estrictamente un problema del marco jurídico y político, sino sobre todo cómo se ha ido construyéndose una sociedad bien trabada.

Ahí, desde nuestro punto de vista, las empresas juegan un papel muy relevante. Las empresas son instituciones dentro de una sociedad. Las sociedades que funcionan bien tienen empresas que tienen un sentido que las transciende. No son simplemente unas organizaciones que miran de conseguir el mayor beneficio, compensando en todo caso a la sociedad a través del pago de impuestos o de la generación de puestos de trabajo, sino que son organizaciones que se implican activamente en la marcha de la sociedad y, que por lo tanto, quieren ser agentes activos, más allá de lo que su área estricta de negocios.

Este es un tema para nosotros muy relevante, y en este sentido creemos, y ése es el motivo del primero de los módulos de este proyecto, que trabajar para que las empresas asuman su rol, siendo más responsables desde un punto de vista social, va a contribuir a la gobernabilidad de la sociedad.

Ciertamente en aquellos países donde las instituciones no son muy fuertes, cualquier problema en lugar de atenuarse por esa red bien trabada, se amplifica. Como consecuencia, las soluciones son mucho más complicadas y más difíciles de intuir y de aplicarlas satisfactoriamente.

La corrupción es un problema a nivel mundial, pero hay países donde este problema alcanza mayores niveles y pareciera que en estos países la institucionalidad es más débil y los problemas de gobernabilidad son mayores. ¿Qué relación hay entre niveles de gobernabilidad y de corrupción?

Si hay corrupción, no hay una institucionalidad fuerte. En una sociedad con institucionalidad fuerte, hay reglas de juego claras, que son iguales para todo el mundo y que, además, existen los mecanismos para garantizar que se apliquen.

Cuanta mayor corrupción pueda existir en una sociedad, menor es su grado de gobernabilidad. La correlación inversa está claramente demostrada.

De hecho, la existencia un derecho claramente establecido y unos mecanismos independientes para controlar la aplicación de la legislación, es una de las instituciones que deben funcionar para que una sociedad sea gobernable.

En general, la corrupción es no es otra cosa que el efecto de una serie de déficits muy claros. Uno de ellos es la inexistencia del sentido, cada vez más exigible, de obligación de rendir cuentas.

Cuanta mayor sea la transparencia, menores son las posibilidades de corrupción. Cuanto mayores sean las exigencias a todas las partes -no sólo al gobierno, sino a todos agentes sociales- de dar cuentas de su actuación y que, por lo tanto, sean transparentes en sus políticas públicas o privadas, menor grado de corrupción es posible.

Los problemas de corrupción también indican una falta de incentivos sociales para comportarse correctamente. Esto es un síntoma de que otros elementos básicos están fallando. Es decir que hay instituciones que cohesionan la sociedad y que hacen que uno se sienta responsable en sus actuaciones no sólo en relación así mismo, sino en relación a la comunidad en que vive, que fallan cuando se dan situaciones de esta naturaleza.

Se ha tomado cada vez más consciente entre los tratadistas económicos de que el desarrollo de una economía no sólo depende de variables cuantitativas, sino que también hay un componente sicológico, de expectativas, que está influenciado negativa o positivamente por el nivel de institucionalidad del país. Me gustaría conocer su opinión sobre este aspecto.

La economía funciona sobre la base de la confianza. Si un empresario tiene confianza en el futuro de su país, invierte. Si no la tiene, se retiene. Si los ciudadanos tienen confianza en el futuro del país compran o se hipotecan porque están convencidos de que en el futuro tendrán los ingresos necesarios para pagar sus deudas. Si no tienen confianza, se retraen, por lo cual consumen menos, y sale perjudicado el sector empresarial, que no puede colocar sus productos.

El factor confianza no es nada objetivo y está absolutamente centrado en el funcionamiento de los mercados.

La confianza está muy fundamentada, como usted insinuaba en su comentario, en el sentimiento de si vale la pena su sociedad, en definitiva. Y una sociedad vale la pena cuando uno se siente miembro y partícipe del proyecto de esa sociedad; es decir, cuando tiene los instrumentos para influir en las decisiones que se adoptan y cuando sabe que, además, el conjunto de la sociedad se va a ocupar de sus necesidades: es decir que hay una relación recíproca: yo me preocupa por mi sociedad: mi sociedad se va a preocupar por mí. A eso le llamamos capital social, en términos más académicos.

Hay un estudio muy interesante, realizado en Italia ya hace bastantes años. Italia tiene un Norte muy activo y económicamente muy próspero, y un Sur muy poco activo, y económicamente más retrasado. La situación de leyes, de normativas y las acciones del gobierno eran idénticas en el Norte y en el Sur. Estaban bajo el mismo Estado. Pero, en cambio, las diferencias eran enormes y crecientes.

Un sociólogo lo estudió con detalle, y vio que la diferencia estaba en el capital social. En el Norte había mucho más implicación por parte de los ciudadanos en la vida electiva. Leían más periódicos (era uno de los parámetros), participaban en más asociaciones, tenían un nivel de participación más elevado; es decir, se sentían mucho más miembros de su sociedad. Había una institucionalidad más fuerte, mientras que en las regiones del Sur no ocurría eso con el mismo nivel.

El resultado era que el Norte se convertía en próspero, mientras que el Sur tenía unos niveles de desarrollo mucho menores y bastantes diferenciados del Norte.

Por lo tanto, ese elemento de sentirse miembro de una comunidad y que vale hacer los esfuerzos colectivos para que la sociedad funcione, marca una diferencia muy sustancial.

El capital social, que es realmente lo que hace funcional a las sociedades te permite también en situaciones de crisis disponer como de un cojín que atenúa la gravedad del asunto y permite remontar la situación, donde la solidaridad se expresa de manera mucho más recíproca, y eso indica claramente que la institucionalidad y el capital social es un elemento básico para disminuir la desigualdades y, sobre todo, para hacer funcional y gobernable un determinado territorio.

Vivimos en una sociedad democrática que elige a sus autoridades, con sus imperfecciones. Estamos acercándonos a unas elecciones presidenciales. El observador se da cuenta de que los procesos electorales en países como la República Dominicana suelen generar mayores niveles de incertidumbre que en naciones con institucionalidad más fuerte. ¿Cuál es la explicación que usted tiene sobre ese fenómeno?

Yo diría que hay determinados factores que influyen. Primero, cuando hablamos de democracia debemos distinguir dos situaciones diferentes: una democracia formal, que es la garantía de que los ciudadanos periódicamente podrán expresar, a través de las urnas, sus preferencias respecto a qué parlamento, a qué presidente, a qué gobierno prefieren. Luego existe la democracia más real, que es de qué manera el conjunto de ciudadanos participan habitualmente en las tomas de decisiones de su país, y se sienten corresponsables, no cada equis años cuando se celebran las elecciones, sino de manera permanente, de la marcha de su comunidad.

Hay muchísimos países donde existen democracias formales, en los cuales periódicamente los ciudadanos son llamados a las urnas. Existen muchos menos donde existen las instituciones que permiten a los ciudadanos participar activamente en las decisiones políticas en períodos no electorales. En estos países es donde el nivel de incertidumbre es inferior, por dos motivos principales: primero, porque existen ya unas reglas que están básicamente asumidas por todo el mundo y, por lo tanto, es evidente que los cambios de partidos en los gobiernos representan políticas diferentes, pero no representan cambios en profundidad. Cuando un gobierno accede a gobernar no pone en dudas los compromisos del gobierno anterior, sino que los asume porque si han sido tomados siguiendo los procedimientos normativos vigentes, son no compromisos de un gobierno, sino del Estado y, en consecuencia, tienen toda su seguridad jurídica.

Otro elemento es que cuando los ciudadanos están llamados a la participación permanente en la vida política, los períodos electorales no son tan determinantes. Muchos meses antes de las elecciones ya se intuye si va a haber cambios o no, y además los cambios no acostumbran a ser espectaculares, porque no es la campaña electoral la que termina determinando la posición de un ciudadano, sino que esta formando a lo largo de meses y años de ver la actuación de los partidos.

En los sistemas democráticos lo más importante es que, además de la formalidad, que es imprescindible, se creen las instituciones de participación, de implicación permanente de la ciudadanía en las tomas de decisiones.

[b]APORTE DE PUBLICACIÓN EN HOY[/b]

La rectora de la escuela de alta gerencia Barna, Fabeka Lebrón, consideró beneficioso que el sector empresarial aborde en estos momentos los temas de la institucionalidad y la gobernabilidad, luego del descalabro de algunas instituciones bancarias el pasado año.

Lebrón explicó que la situación de algunos bancos se debieron en parte a problemas de institucionalidad y gobernabilidad corporativa en esas instituciones.

¿Señora Lebrón qué motivó la publicación de los trabajos que serán publicados en el periódico Hoy por Barna y el Instituto Internacional de Gobernabilidad, con sede en Catalunya, España, como contribución un fortalecimiento institucional y de la gobernabilidad en el sector privado y en el sector público?

El periódico Hoy, como parte de su misión, aboga mucho por la transparencia de la data que publica, y por el apoyo al sector empresarial.

Ya hicimos un proyecto parecido, que estaba enfocado a pequeñas y medianas empresas con el periódico Hoy, en el cual presentamos estrategias al sector empresarial.

Los trabajos que publicaremos ahora son una continuidad de un acuerdo entre el periódico Hoy y Barna, para informar al mercado con data objetiva, con información de peso, no parcialidad, que no esté respondiendo a ningún interés particular, sino que contribuya al crear condiciones para un sano desarrollo del sector empresarial.

Queremos crear conciencia socio-empresarial, y a través del periódico Hoy, que apoya este tipo de iniciativas, podemos hacerlo.

Señora Fabeka Lebrón, ¿en qué medida los trabajos que va a publicar Barna puede ser una contribución a la superación de muchos de los problemas de institucionalidad y gobernabilidad que hemos comentado con el señor Pere Torres?

En la medida en que uno crea conciencia empresarial, proveyendo información sobre cómo mantener la institucionalidad de sus empresas y como se relaciona eso con el sector público, se pueden ir sentando las bases para la superación de esos problemas.

No es algo que se logre de la noche a la mañana. Por eso hablo de crear conciencia, porque es una forma de pensar, una forma de vivir, una forma de actuar.

¿Qué pretendemos nosotros con proveer esta información? Que esté disponible, que los sectores público y privado dispongan de la información de cómo se abordan estas situaciones en otras partes y cómo lo estamos haciendo aquí, y a partir de ahí utilizar toda la información como consideremos necesario.

¿Ustedes entienden que el sector empresarial está abierto a recibir este tipo de información, para ir mejorando su institucionalidad.

El tema de la institucionalidad y de la gobernabilidad cooperativa está resultando muy necesario. El año pasado se presentó descalabro de algunas instituciones financieras, y en gran medida eso se debió a la falta de institucionalidad.

A raíz de eso se ha creado en el sector empresarial una gran desconfianza. Yo creo que es una labor y una misión de todos, poner nuestro granito de arena y hacer que las cosas cambien.

[b]¿Qué período abarca esta nueva publicación?[/b]

Vamos a estar publicando durante 50 días consecutivos en la sección económica del periódico Hoy.

Los temas serán abordados son, a grandes rasgos, institucionalidad y desarrollo; desigualdades; liderazgo y ética empresarial; métodos de evaluación de una economía en marcha y cómo lograr una marca país que fomente las inversiones extranjeras.

Lo que queremos es, en medidas de nuestras posibilidades, devolver un poco la confianza interna en el sector empresarial.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas