Recientemente, el país fue sorprendido con el mayor retiro de altos oficiales militares y policiales en la historia. El mismo fue dispuesto por el presidente Danilo Medina al emitir siete decretos con los que pensionó a 12 mayores generales, 27 generales de brigada y 259 coroneles y capitanes de navío, por antigüedad en el servicio.

De inmediato, el jefe de la Policía, mayor general Manuel Castro Castillo explicó que esos retiros tenían que ver con el proceso de reforma policial.

Sin embargo, el politólogo y experto en seguridad ciudadana, Daniel Pou, precisó hoy que se debió empezar apartando de esa institución a oficiales de alta graduación, cuyo papel a lo interno es meramente la representación de grupos que se manifiestan como expresiones clientelares de la política dominicana.

“Resulta difícil articular la idea de que los retiros y ascensos recién efectuados en la institución policial respondan a una verdadera estrategia de eficientización y cambio en la Policía Nacional, en tanto que, consideramos  una simple operación aritmética no es suficiente para salvar los escollos que dificultan implantar una carrera policial fundamentada en el mérito y no en el clientelismo perverso que ha socavado esa institución durante décadas”, agregó Pou.

No obstante, cree que  estos retiros de alguna manera crearán los espacios necesarios para poder reestructurar en el aspecto administrativo algunos departamentos de esa institución, cuyo personal súper numerario impide crear las condiciones para que muchos puestos técnicos sean ocupados por oficiales con la debida formación y disposición de trabajo.

“Los ascensos producidos recientemente, entiendo que van dirigidos en pos de lograr el propósito arriba enunciado”, indicó.

Expresó que el Proyecto de Ley Orgánica de Reforma de la Policía Nacional  está más enfocado en una visión más de carácter administrativo que de dotar a la institución de una base doctrinal y filosófica que le confiera un nuevo rumbo a esa agencia de la seguridad pública.

Pou consideró que preservan en demasía los nichos tradicionales de poder que cooptan la voluntad de institucionalizar a la Policía.

Algunos de los oficiales retirados

¿Disolver la Policía? A Pou le parece que disolver la Policía es una idea descabellada, aunque reconoció que esa entidad requiere de una profilaxis profunda que debe de iniciarse con una auditoria de personal, y continuar con la distribución de recursos que recibe.

“En ese proceso deben participar instancias de la sociedad como garante de transparencia en los resultados obtenidos”, manifestó.

Agregó que toda reforma policial moderna debe estar enfocada en proveer a la institución de los recursos necesarios para intensificar el proceso de formación de los agentes, dignificar los ingresos de y la calidad de vida de los miembros de la institución y sus familiares, así como establecer un escalafón fundamentado en meritos, vocación de servicio, años de servicio y trayectoria.

Además, puntualizó que toda institución policial debe contar con instancias reales de control interno y evaluación permanente de la calidad del desempeño y de los servicios prestados.

También explicó que debe contar con participación de organismos de la sociedad, como  universidades, juntas ciudadanas, organismos de derechos humanos, así como con un régimen de consecuencias para prevenir y castigar las conductas desviadas de sus miembros sin importar la jerarquía que ostente.  

“Toda policía moderna debe contar con un cuerpo doctrinal apegado a las garantías que establece el  estado social y democrático de derecho, integrando en sus reglamentos internos una visión que permita que sus integrantes sean vistos como servidores de la sociedad y no de élites que los instrumentalizan a su antojo”, concluyó.