Una pareja, con mascarillas para protegerse contra el coronavirus, mira un celular sentada en un banco delante de una pancarta que anima a la gente a usar tapabocas, en un parque público de Beijing, China, el 7 de mayo de 2020. (AP Photo/Mark Schiefelbein)
BANGKOK China declaró que el riesgo por coronavirus en el país es ahora bajo y Nueva Zelanda avanzó el jueves en la suavización de su confinamiento por la pandemia, aunque expertos en salud expresaron su creciente temor a que una segunda oleada de decesos y contagios pueda obligar a los gobiernos a volver a decretar cuarentenas.
En muchos países, las autoridades están elaborando planes para abordar la reaparición de brotes mientras trabajan para reabrir negocios y retomar otras actividades suspendidas para combatir la pandemia.
Las autoridades de salud pública de Estados Unidos se mostraron preocupadas porque casi la mitad de los estados relajen las medidas, mientras datos de celulares muestran que la gente está cada vez más impaciente y sale de casa.
Muchos estados no han realizado las pruebas masivas que, según los expertos, son necesarias para detectar y contener nuevos brotes. Y muchos gobernadores han seguido adelante con la reactivación económica antes de que sus regiones cumplan uno de los puntos clave en los lineamientos del gobierno de Donald Trump para la reapertura: una tendencia a la baja en el número de contagios confirmados durante 14 días.
“Si relajamos estas medidas sin tener las garantías de salud publica adecuadas en marcha, podemos esperar muchos más casos y, desafortunadamente, más muertos”, apuntó Josh Michaud, director asociado de política sanitaria global en la Kaiser Family Foundation en Washington.
Los contagios diarios en Estados Unidos superan los 20.000, con más de 1.000 decesos por día. El número de infectados sigue aumentando de forma constante en lugares como Iowa y Missouri, y ha fluctuado en Georgia, Tennessee y Texas.
Los investigadores doblaron recientemente su proyección de muertes en el país a alrededor de 134.000 hasta principios de agosto. Hasta el momento, el país registró 70.000 fallecimientos con 1,2 millones de casos confirmados de coronavirus, mientras que Europa reportó en conjunto 140.000 decesos, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins.
La Administración Nacional de Salud de China confirmó el jueves dos nuevos casos de COVID-19, la enfermedad causada por el virus, ambos procedentes del extranjero, y afirmó que la nación está en riesgo bajo de nuevas infecciones tras no haber registrado muertes ligadas al virus en más de tres semanas.
El último lugar de China, el país en el que se detectó por primera vez el virus a finales del año pasado, donde el nivel de riesgo se rebajó de alto a bajo fue un condado adyacente a la frontera con Rusia que registró el repunte más reciente de casos.
El estricto distanciamiento social también parece haber vencido al brote en la remota Nueva Zelanda, donde la primera ministra, Jacinda Ardern, esbozó planes para relajar más aún la cuarentena, una decisión que podría producirse la próxima semana.
Nueva Zelanda mantendrá las fronteras cerradas, restringirá las reuniones a un máximo de 100 personas y celebrará las competiciones deportivas profesionales a puerta cerrada. Se exigirán mascarillas y otras medidas de precaución en restaurantes y escuelas tras su reapertura, dijo.
Por otra parte, Alemania empezó a elaborar sus planes para afrontar una posible reaparición del virus y expertos en Italia se afanaron en hallar nuevas víctimas y rastrear sus contactos. Francia, que todavía no ha aliviado las restricciones, ya tiene un “plan de reconfinamiento” en el caso de una segunda oleada.
En todo el mundo, el virus ha infectado a más de 3,6 millones de personas y ha matado a más de 250.000, según la Universidad Johns Hopkins. Pero los expertos están de acuerdo en que el conteo subestima las dimensiones de la pandemia por el limitado acceso a las pruebas, la diferencia en el recuento de los fallecidos y la falta de transparencia de algunos gobiernos.