El Plan de Seguridad Democrática, creado por el Gobierno en 2005, tiene que ser reevaluado, porque, si bien llenó sus expectativas iniciales, en este momento ya no tiene efectividad.
En ese punto coincidieron cuatro expertos en criminología que participaron en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, donde analizaron los aspectos que inciden en el auge de la criminalidad en el país.
Daniel Pou, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), expresó que ese programa es el primer intento de establecer una política pública de seguridad, pero lamentablemente su existencia lo ha llevado más allá de sus posibilidades.
Como aproximación para construir una política pública de seguridad fue un buen intento, pero ha languidecido y no se puede prolongar lo que no tiene la efectividad.
La prioridad es que el Estado aplique una verdadera política de seguridad.
Modificaciones. Josefina Reynoso, coordinadora del Instituto de Seguridad y Defensa de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), planteó que todos los planes que el Estado aplica deben se revisarse, para determinar su efectividad.
El Plan de Seguridad Democrática fue un proyecto piloto, y de hecho, con la aplicación del Barrio Seguro, en Capotillo, las estadísticas de homicidio bajaron allí.
Lo que pasa es que en el país le tenemos terror a que evalúen los resultados de los proyectos que aplicamos.
La abogada planteó además que el país necesita un un marco jurídico que reglamente la defensa y la seguridad, y del que formen parte todos los organismos vinculados a ese tema.
Sobre el particular Pou destacó que en el país hay una negativa a asumir las políticas de Estado.
Barrio Seguro y el Plan de Seguridad Democrática tienen cinco años, pero no hemos sido capaces de formular una política de seguridad ciudadana con una política de prevención criminal.
Un modelo colombiano. Wilfredo Mora, presidente de la Sociedad Dominicana de Criminología, planteó que el Plan de Seguridad Democrática es una copia de un proyecto similar aplicado en Colombia, en el gobierno de Álvaro Uribe
Es la forma, es el nuevo discurso de los gobiernos de hoy, pero si se analiza la efectividad de Barrio Seguro diríamos que se siguen matando policías, éstos siguen tratando igual a los supuestos delincuentes, de manera que ese proyecto en nada ha cambiado la problemática.
Mora consideró que un proyecto de esa naturaleza no debe ser dirigido por una sóla persona, a la sazón por el ministro de Interior.
Un plan de seguridad nacional debe ser lidereado por el presidente
Moraima Díaz, coordinadora del Observatorio Ciudadano del Ayuntamiento del Distrito Nacional, expresó que el Plan de Seguridad Democrática fue un buen intento, ante el desborde de la criminalidad en 2005, pero le faltó liderazgo nacional y que se aplicara en todo el país.
Ese plan salió sólo de un ministerio, el de Interior y Policía, expresó al destacar que ese fue el primer gran error.
Para esta psicóloga, egresada de la Universidad de La Habana, que el segundo yerro fue circunscribirlo sólo a algunos sectores.
Resulta que como no es un plan de criterio nacional y que le faltó la concertación de los actores, está ahora en un momento de reflexión, yo sugiero que el liderazgo del programa reflexione y lo cambie, porque todas las políticas públicas se reconstruyen a partir de las nuevas realidades.
Si me preguntaran cuál sería un plan de seguridad democrática efectivo diría que es el que cuente con el liderazgo del presidente de la República, avalado por los demás poderes políticos y por todos los sectores sociales.
Díaz manifestó que el citado programa, sobre todo desde Barrio Seguro, una de sus plataformas, cumplió su función histórica, fue válida, llevó la esperanza a los barrios, pero que está llamado a renovarse y no estar en manos de un sólo ministerio. La experta destacó que no diría que el plan fracasó, pero sí que cumplió con su rol.