Los dos partidos con posibilidad de triunfo en las elecciones presidenciales del 20 de mayo no representan una alternativa de cambio social ni político para la República Dominicana, afirmó la antropóloga Tahira Vargas, quien junto a otros expertos analizó ese proceso a partir de las ofertas electorales.
Según su punto de vista, expresado en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, lo más penoso de esta coyuntura es que, al margen del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), no hay otras opciones que estén en consonancia con la problemática de la gente.
A pesar de los intentos por crearse una coalición de grupos alternativos hacia una sola candidatura, esto fracasó y eso todavía más triste, afirmó Vargas.
Corporativismo político. Al referirse a las opciones electorales para las presidenciales de este año, el sociólogo Wilfredo Lozano explicó que estas responden a la mecánica de un esquema dominado por el corporativismo político.
De acuerdo con sus declaraciones, los partidos funcionan como federación de pequeños grupos de intereses y, en consecuencia, definen sus articulaciones con la sociedad en función de esos intereses, no de una propuesta, sino sobrevivir en la federación e imponerse sobre el resto.
Eso es más grave, dijo, cuando los partidos llegan al poder, por lo que históricamente hemos visto que el grupo corporativo que llega al poder rápidamente rompe sus amarres con sus deberes fundacionales y se convierte en un órgano solo.
Lozano expresó, además, que la República Dominicana es un país providencialista, en el que todos esperan que un tercero, un gran líder, solucione todos los males.
Añadió que el gran drama del fracaso estatal del país se debe a la ruptura de la élite política con la sociedad.
A partir de ese enunciado expresó que, tanto Danilo Medina como Hipólito Mejía, candidatos a la presidencia por el PLD y el PRD, respectivamente, tienen el gran reto de romper ese corporativismo y tratar de alguna manera de acercarse a la gente.
La gente debe participar. La visión del sociólogo Ramón Tejada Holguín sobre las opciones políticas de este proceso electoral va más encaminada hacia la participación de la ciudadanía en las exigencias por la rendición de cuentas.
La eficiencia de un candidato u otro, al frente del principal poder del Estado, dependerá de hasta dónde la gente sea doliente de los programas de Gobierno que estos ofrecen.
Al destacar que los ciudadanos deben exigirle a los políticos que cumplan con sus promesas, refirió que si estos no se involucran en los procesos los políticos les dan la espalda.
La democracia y la vida buena no la traerá un delivery de un colmado, hay que salir a buscarla, destacó Tejada Holguín.
Participación electoral. La historiadora Mu-Kien Adriana Sang Ben se refirió al tema sin tocar las ofertas electorales, prefirió apuntar hacia el valor del sufragio.
Siempre he abogado por el derecho al voto, hay que hacer uso de ese pedacito de soberanía. En las democracias fuertes, como la de Estados Unidos, uno de los problemas fuertes es la abstención, pero en el caso nuestro no abogo por la abstención, sino porque la gente vote.
En ese sentido, destacó que uno de los grandes problemas de los procesos electorales dominicanos es que la gente vota en contra o a favor de, y eso es un elemento crítico de la democracia dominicana.
Hay que incentivar al voto, mantener ese elemento de la democracia y que la gente vote por el que considere mejor, consideró, al destacar que en los comicios del 20 de mayo la disputa presidencial será entre los candidatos con mayor fuerza, ya que el tripartidismo desaparecerá.
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Arcaismo político
La persistencia de un modelo político arcaico, en el que sobresale el clientelismo, se debe a que en el país ha primado el conservadurismo desde 1844, y cuando los liberales han tenido alguna oportunidad de llegar al poder, han tenido que aliarse a los sectores conservadores, afirmó Mu-Kien Sang Ben.
El problema en la actualidad es que no se puede definir mucho, porque el Partido Reformista era el que representaba el conservadurismo y prácticamente no existe, pero los demás partidos han copiado ese mismo modelo.
El liderazgo omnipresente se mantiene, dijo, al destacar que si bien es cierto que el país ha ganado en democracia, la cultura política autoritaria es muy difícil de eliminar.
Pocos cambios culturales
Tahira Vargas, al referirse al mismo aspecto, explicó que la vigencia de ese modelo poco moderno y participativo se debe a los graves problemas de educación, porque aquí la educación no representa un cambio social, sino de reproducción de conocimientos.
La antropóloga citó como barreras para esos cambios el poder de la Iglesia Católica, cuyo discurso conservador permea en todos los espacios, igual que el de ciertos hacedores de opinión que reproducen sus ideas poco liberales en los medios de comunicación.
Lozano refuta
Para el sociólogo Wilfredo Lozano no es tan tajante la percepción de Vargas, pues él entiende que en el país sí se han registrado cambios sociales y culturales en los últimos 50 años. En ese sentido, expresó que ha dejado sus huellas en el país el cambio de una sociedad casi completamente rural a una más urbana, entre las décadas de 1960 y 1970, las migraciones hacia el exterior. Eso ha dejado influencias, buenas o malas, pero influencias.