WASHINGTON.
NYTIMES
 ¿Cómo se hace hablar a un terrorista? A pesar de haber interrogado a decenas de miles de cautivos en Irak y Afganistán en los últimos seis años, y de un encendido debate político sobre la tortura, los expertos señalan que hay muy pocas investigaciones serias para responder  esa pregunta vital.

   El gobierno de George W. Bush todavía tiene que llenar ese vacío, en lugar de enredarse en la defensa de la tortura por agua, que la CIA dice no practicar desde hace cinco años, pero que los críticos han tomado como un poderosos símbolo de cómo no llevar a cabo una guerra. Y el congreso, por su parte, esquivó el asunto al aprobar un proyecto de ley (sabiendo que sería vetado por  Bush) que prohíbe las técnicas rudas de interrogatorio pero requiere que la CIA aplique sólo las que aparecen en el manual del ejército.

   El debate es rico en emociones y cada campo pretende la superioridad moral: ¡Ustedes aprueban la tortura! ¡Ustedes miman a los terroristas! Pero los argumentos han sido escasos en ciencia que los respalde.

«No tenemos ninguna idea — más que anécdotas o principios morales — de lo que realmente funciona», afirmó Benjamin Wittes de la Institución Brookings, autor de «La ley y la larga guerra: el futuro de la justicia en la era del terror», libro que será publicado en junio.

Existe el manual de campo del ejército 2-22.3, titulado oficialmente «Operaciones de recolección humana de inteligencia». Este se abstiene de la coerción y más bien ofrece consejos generales sobre conducta («La gente tiende a hablar cuando está bajo estrés y responde a la amabilidad  en circunstancias difíciles»). Ofrece 19 tácticas de interrogación, que el congreso quiere que la CIA acate; entre éstas, la del policía bueno y el malo; la de «lo sabemos todo», en la que el interrogador pretende estar  confirmando los detalles de una historia que ya conoce; el cuestionamiento rápido, que produce contradicciones que pueden ser recusadas; el levantamiento de ego, en el que la adulación produce un vínculo; y la bandera falsa, en el que un interrogador de EU se hace pasar como de otro país. 

Investigaciones

En un callado esfuerzo por desviar la atención pública del pasado (tortura por agua) hacia el futuro, un panel de expertos — nombrados por la Junta Científica de Inteligencia, que asesora a las agencias de inteligencia, ha estado presionando al gobierno para que inicie investigaciones para identificar las formas más efectivas y humanitarias de cuestionar a los sospechosos de terrorismo.

De acuerdo con quienes han escuchado esas pláticas, Fein, que no quiso hacer comentarios para este artículo, está preocupado porque la palabra misma de «interrogatorio» está manchada con la tortura. Por eso usa el término «entrevistas de inteligencia» para referirse a los conocimientos.