Los niveles de agresividad y violencia registrados en la sociedad dominicana llaman a preocupación a los expertos en la conducta humana, como el siquiatra Secundino Palacios y la antropóloga social Tahira Vargas, quienes coinciden en que es urgente que se inicie el fomento de una cultura de paz, tolerancia y buen vivir en el país.

Para Secundino Palacios el país se viene arrastra un comportamiento autoritario, machista y una conducta de atropellos heredado de los 30 años de la tiranía de Trujillo, unido a los niveles muy elevados de intolerancia e irritabilidad cortical (en la corteza del cerebro humano), generados por la pandemia.

Explica que aquella característica del dominicano de ternura, paz, generosidad, el hacer de circunstancias difíciles con humor y la hospitalidad ha tenido nuevos estresores sicosociales que golpean el cerebro humano y que son preocupantes, como la situación del tránsito en las calles y el comportamiento de la ciudadanía.

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El doctor Palacios citó otros factores que define como “post covid” que también agravan y están relacionados con la pobreza, la marginalidad y la exclusión social, además del fenómeno lastimoso de la proliferación, uso y abuso de sustancias psicoactivas, como la cocaína, heroína, metanfetamina, marihuana, pseudoefedrina, ácido lisérgico, alcohol y otras drogas fuertes.

Habla Tahira Vargas

Para esta antropóloga social, la situación de violencia se ejerce porque culturalmente se forma, socializa y se construye una masculinidad violenta para la solución de conflictos en todas sus relaciones.

Asegura que al hombre no se le enseña a manejar las situaciones de autocontrol, su desarrollo afectivo, ni sus expresiones afectivas, porque en una sociedad machista como la dominicana se le niega ese tipo de expresión, por lo que acumula frustraciones y situaciones de afecto no resueltas que son canalizadas por vía de la violencia.

“El mismo machismo le hace pensar que la persona que es su pareja es un objeto de su propiedad y puede disponer de ella”, dijo.

Otro factor presentado por la especialista Tahira Vargas con el que vincula la violencia, es el porte de armas, situación por la que cree es urgente desarmar a la población, controlando el porte de armas de fuego.

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“En una sociedad donde la gente no aprende a autocontrolarse, no tiene educación ciudadana y maneja sus relaciones a base de violencia, tener un arma es un peligro y es lo que estamos viviendo”, aseguró.

Vargas lamentó que las personas que engrosan las cifras de feminicidios y violencia en el país provienen del área militar y policial, lo que indica que a esas personas se les enseña a normalizar “el ejercicio homicida” en la vida social.

Destaca que en lo que respecta al tema de la provocación, una reacción violenta no tiene justificación, independientemente de que la provoquen o no. “Es igual que las riñas, alguien puede estar peleando con otra persona, pero eso no le da derecho de matarla. No se justifica tampoco el homicidio”, puntualizó.

Vargas resaltó que se necesita trabajar en una educación ciudadana donde se pueda enseñar cómo no generar conflictos que puedan provocar consecuencias de violencia, todo basado en una cultura de paz y la solución de conflictos, asunto que en la actualidad no se tiene en el país por lo que estamos condenados a situaciones peores.