WASHINGTON (AP).- Con más voces de oposición que en favor del tratado de libre comercio con Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-RD), la Cámara de Representantes reanudó el lunes sus sesiones después de un receso de una semana, pero su agenda del día no incluyó el debate en el plenario del polémico acuerdo. No quedaba claro cuándo el tema será incluido en la agenda.
Sobre la base de lo ocurrido en el Senado a comienzos de julio, tal vez esa exclusión pareciera irrelevante. En la cámara alta, el acuerdo pasó de un comité al plenario el mismo día y su debate y aprobación por 54-45 se hizo en menos de 10 horas, en una victoria extraordinaria para el presidente George W. Bush.
Presionado porque el Congreso entrará en receso otra vez dentro de tres semanas por todo el mes de agosto, Bush desea aprovechar la oportunidad del entusiasmo senatorial pidiendo la misma celeridad en la Cámara de Representantes. Pero la gestión aparentemente todavía le sigue siendo difícil.
El congresista Charlie Melancon, quien ha dedicado el receso legislativo a hablar contra el tratado, dijo que si la votación fuera ahora, el CAFTA-RD sería rechazado por un margen de hasta 30 votos.
Melancon, ex presidente de la Liga de Caña de Azúcar de los Estados Unidos, dijo que la aprobación del tratado significaría que los países centroamericanos, que pueden producir azúcar más barato por falta de leyes que regulan el trabajo infantil, van a inundar nuestros mercados con un millón y medio de libras de azúcar al año.
El resultado será devastador para los estados productores como Luisiana, Florida y Hawai, dijo.
Rob Portman, el representante comercial de Bush, dijo el lunes que la asistencia del gobierno para mejorar los asuntos laborales en Centroamérica se ha visto reforzada por el pedido de ayuda también de los miembros del CAFTA-RD a la Organización Internacional del Trabajo.
Quienes se oponen al CAFTA-RD son mezquinos… que no ofrecen nada sino aislamiento económico, afirmó. La derrota del CAFTA-RD no haría otra cosa que hundir más a millares de centroamericanos en la desesperante pobreza.
El congresista demócrata Sander Levin esgrimió un nuevo argumento para oponerse. Dijo que la batalla contra el tratado no es el deseo de buscar el fracaso de Bush, ni tampoco el debate sobre azúcar o textiles, ni los cuestionamientos a la debilidad del entorno laboral centroamericano.
Es la globalización, afirmó en un artículo publicado en The Washington Post el lunes.
Se está haciendo aparente que en América Latina, incluida Centroamérica, los beneficios de la globalización no están fluyendo como se espera a sus ciudadanos. Cuatro de las naciones centroamericanas figuran entre los 10 peores casos de desigualdad de la distribución del ingreso en el mundo, dijo Levin, quien ha votado en el pasado en favor de los tratados de libre comercio.
El propósito de la globalización debe ser expandir los mercados y mejorar los niveles de vida, no promover una carrera hacia atrás.
El tratado convertirá en socios de Estados Unidos a El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Costa Rica y la República Dominicana.