Roma. El suelo montañoso corre el riesgo de degradarse por el cambio climático, la deforestación y otras prácticas, por lo que se requiere preservarlo al ser un elemento básico para tradiciones culturales, señaló hoy a Efe el experto italiano Ermanno Zanini.
Zanini es profesor de la Universidad de Turín y uno de los autores del libro “Entender los suelos de la montaña”, recién publicado por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con motivo del Año Internacional de los Suelos.
En su opinión, el suelo es importante para las poblaciones que viven en condiciones difíciles en la montaña, ya que ese es un recurso “fundamental para su supervivencia y su seguridad alimentaria».
Cerca de mil millones de personas viven en los sistemas montañosos, que afrontan una serie de peligros como la erosión y la escasez del suelo y la deforestación.
“En muchas partes del mundo la estabilización del suelo se ha visto comprometida por la reducción de la masa forestal al tener el hombre necesidad de producción agraria”, apuntó.
Zanini consideró que los suelos de montaña suelen ser pobres y carecen del desarrollo agrícola de otros lugares, por lo que cuentan con menores inversiones y sirven más para la supervivencia de los pueblos.
Defendió la agricultura familiar sostenible para que los habitantes de la montaña no se vean obligados a dejar sus hogares y mantengan vivas las tradiciones locales, que se observan en forma de cultivos concretos, fiestas, mercados y otras manifestaciones culturales relacionadas.
“No conocer el suelo significa también perder la herencia cultural. La seguridad alimentaria de esas poblaciones está ligada al tipo de suelo y al tipo de cultura que han seleccionado”, enfatizó el especialista.
Sobre el cambio climático, dijo que las montañas ya están experimentando variaciones de microclima y sus efectos se van a ver también en las llanuras y otras superficies de tierra, por lo que instó a dar una respuesta a este fenómeno que ha llevado a cambios en la formación del suelo y la aparición de nuevas plantas en las cotas altas.
El libro recoge experiencias de todo el mundo para preservar estos suelos como el cultivo del café bajo la sombra de los árboles, los sistemas agroforestales en Centroamérica o la alta tecnología para dar con los puntos más erosionados en Vietnam.
También explica los sistemas para almacenar el carbono en distintas partes, la rehabilitación de suelos en Nepal y el impacto de los deportes de invierno sobre la montaña, entre otros.
En este último caso, Zanini recordó que proporcionar grandes cantidades de nieve artificial a las pistas de esquí cuando falta la natural y las construcciones necesarias para esa práctica han impactado en los recursos naturales de zonas como los Alpes.
De esta forma, se reduce la capacidad de aislamiento del suelo, se congelan los sistemas de suelo subyacentes y se cambian los nutrientes para la flora, aunque como sostiene el investigador- hay también buenos modelos de gestión de esos deportes para preservar los recursos.