POR LEONORA RAMÍREZ S.
Cuando la estrategia de promoción de los gobiernos, tanto centrales como municipales, se centraliza en la propaganda política, esta pierde credibilidad ante la población, consideró el profesor Pere-Oriol Costa Badía, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona.

El experto, que impartió un seminario sobre «La comunicación Pública» en la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), explicó que el gasto en publicidad, uno de los componentes de la promoción de los gobiernos, se justifica si tiene legitimidad, es decir, si todos los ciudadanos se benefician.

«La comunicación pública siempre se tiene que plantear si es o no legitima, si es legitima se puede gastar dinero, porque iría en beneficio de todos, de lo contrario habría un dispendio con relación al objetivo, y entonces caemos en la peor de las propagandas», expresó el catedrático del departamento de Periodismo y Comunicación de la citada universidad.

Al referirse a los esquemas de la comunicación pública destacó que, en un discurso gubernamental, es importante explicar la gestión, porque eso contribuye con la participación de la gente, que a su vez puede decidir con conocimiento de causa.

En ese sentido, dijo que una buena gestión informativa  debe estar caracterizada por la coordinación, aunque en los distintos ministerios y departamentos se trabajen aspectos individuales.

«En una buena cultura de comunicación deben haber comunicadores propios, pero también una coordinación general porque no se deben dispersar los mensajes. En el caso de los gobiernos centrales, debe haber una oficina central para que los mensajes no sean disonantes…aunque eso es difícil de cumplir porque cada político tiene su propio proyecto».

Costa Badía expresó, sobre la parte temática del seminario, que el objetivo demostrar cómo la comunicación publica puede ser un instrumento de mejoramiento de la imagen del gobierno, si se utiliza adecuada y democráticamente.

Según él, eso se puede lograr porque existen estrategias para difundir, de manera transparente, y con técnicas especializadas, las acciones de los gobiernos.En el contexto del relacionista público, que funge como gestor de la comunicación pública, consideró que éste debe actuar con apego a criterios éticos, porque independientemente de que defienda la gestión política de su superior, debe estar consciente de que «no todo está permitido».

«Si no se puede trabajar con lineamientos éticos es mejor irse», reflexionó Costa Badía, quien es graduado de periodismo y filosofía en la Universidad de Navarra.

Ha dirigido proyectos de comunicación pública en Transportes Metropolitanos de Barcelona, en el Ayuntamiento de Barcelona, Lancer Boss Internacional, el Ayuntamiento de Mataró, en la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, el Ministerio de Administraciones Públicas, entre otros. En la parte docente ha dirigido maestrías en la Universidad Menéndez y Pelayo, la Universidad de Sao Paulo, en la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Internacional de Lisboa.