Explica proyectos

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[b]Señor director:[/b]

Con sumo interés he leído el editorial de HOY, 25 de junio del 2004, del diario que usted tan dignamente dirige. Se refiere usted a los proyectos de ley sometidos por mí al Congreso Nacional, en mi calidad de Diputado por la Provincia Espaillat.

Debo decirle que respeto plenamente su posición ante los mismos, pues ambos jugamos papeles diferentes en el escenario social dominicano. A mí me corresponde el rol de luchar en forma concreta por contribuir a mejorar la calidad de vida y la convivencia de los dominicanos; a usted le corresponde informar y orientar a este pueblo desde las páginas de su prestigioso matutino.

Quiero manifestarle que la introducción al Congreso de los proyectos de ley a los que el editorial de HOY dedica todo el interés, no tiene ni guarda ninguna relación con la próxima toma del poder de mi partido, el de la Liberación Dominicana. Esos proyectos surgen de mi preocupación y reflexión sobre problemas sustanciales que arropan al dominicano de hoy. Somos una sociedad cargada de aspiraciones por un lado, y llena de taras que no nos permiten crecer, por el otro. No podremos crecer como sociedad si no contribuimos con el mejoramiento de la educación y la salud pública. De igual modo debemos de luchar porque las erogaciones que haga el gobierno en cualquier área, sean racionales y orientadas al provecho de toda la población. El dispendio y mal uso de fondos públicos forman parte de la corrupción que a diario tanto criticamos, de manera que soy de opinión, que es hora de ir creando las normativas pertinentes para evitar el drenaje de los fondos públicos, de este pueblo flagelado por la pobreza.

Me parece, en consecuencia que, legislar a favor de la educación, la salud y la protección de los recursos del estado, no constituye bajo ningún concepto un adefesio, ni mucho menos un ejercicio demagógico. Todo lo contrario, es honrar al pueblo y a sus grandes figuras, como Duarte, Hostos, Bosch, Moscoso Puello, Defillo, Pieter, y otros tantos que han sabido entregar su vida a tan nobles objetivos.

Tanto la libre empresa como el Estado, no pueden dar las espaldas a las taras que yugulan a nuestra sociedad. Más allá de las ambiciones del mercado, está el hombre, sujeto y objeto de las grandes tareas que dan razón de ser al Estado como ente regulador de la sociedad organizada. Las empresas no pueden convertirse únicamente en instrumentos de y para el lucro, sino que deben también realizar su contribución social en el contexto en que coexisten.

Créame señor director, que con estos proyectos no me animan otros propósitos que no sean los de tratar de aportar mi cuota por un mejor destino para los dominicanos.

Aprovecho la oportunidad para prestarme a debatir de manera amplia el tema en uno de los espacios que para tales fines el periódico que usted dirige realiza semanalmente.

Sin otro particular quedo de usted,

Dr. Nelson Rodríguez

Diputado

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