Explosión caribeña de color en Nueva York

Explosión caribeña de color en Nueva York

El Jardín Botánico de Nueva York ofrece una explosión caribeña de color al recrear en su monumental conservatorio victoriano un paraíso tropical que muestra en todo su esplendor la belleza y variedad de la flora del Caribe.

Los responsables del Jardín Botánico proponen a los neoyorquinos a realizar «un viaje al paraíso» de ida y vuelta sin salir de la Gran Manzana por el módico precio de un billete de tren de cercanías.

    La exhibición, titulada «Jardines Caribeños: Viaje al Paraíso» ofrece en el conservatorio vitoriano acristalado Enid A. Haupt del Jardín Botánico de Nueva York un pasaporte a la exóticas tierras de la República Dominicana, Haití y Puerto Rico.

    De este modo, los neoyorquinos pueden abandonar por unas horas la jungla de asfalto y cristal para adentrarse en «un país de los sueños tropical» y descubrir la fragancia y el color de las pasionarias, las heliconias y de otras flores del Caribe.

INVERNADERO VICTORIANO

El conservatorio Enid A. Haupt, donde tiene lugar la exhibición de flores y plantas del Caribe, es el mayor invernadero victoriano de Estados Unidos y abrió sus puertas por primera vez al público en 1901 y desde 1970 es considerado un monumento histórico.

    El Jardín Botánico de Nueva York tiene una de las mejores y más amplias colecciones de plantas y flores del Caribe, fruto de una gran tradición histórica, ya que su primera expedición de investigación fuera de Estados Unidos en 1898 fue precisamente a esa zona.

    Los fundadores del Jardín Botánico, el matrimonio de botánicos Lord Nathaniel y Elizabeth Britton realizaron entre 1906 y 1933 un total de 16 expediciones a Puerto Rico.

 Fruto de estos viajes, en los que recogieron 10.139 especímenes, cuyas descripciones científicas, ilustraciones y anotaciones están recogidas en el «Herbario Virtual Flora Borinqueña», una guía digitalizada de las plantas y flores de Puerto Rico.

En la muestra se explica que los jardines del Caribe suelen estar llenos de plantas ornamentales, tanto autóctonas como importadas de tierras lejanas, pero que en ellos también abundan las plantas medicinales y culinarias, al igual que la caña de azúcar, el árbol de pan, el mango y la papaya.

FLORES DEL CARIBE

Melinda Manning, directora de Comunicaciones del Jardín Botánico, explicó a Efe que «si algo distingue a estos jardines son los colores, que no sólo los dan las flores, sino, en mayor medida, las flores».

    En el Jardín Botánico de Nueva York también se pueden ver bromelias de color escarlatas y oro, buganvillas de tonos rosas y púrpuras e hibiscos rojizos y plantas con hojas de color bronce y burdeos.

  Los visitantes también pueden pasear entre palmeras, limoneros, ananás y bananos y admirar la belleza y oler la fragancia de las gardenias y de las llamadas trompetas de ángel.

  La fachada de una casa caribeña de estilo colonial, con sus columnas y su patio con fuente, es la pieza central de la exhibición del Jardín Botánico de Nueva York.

    Sin embargo, las flores y plantas que se exhiben en la muestra no vienen directamente del Caribe, sino que han sido cultivadas en los invernaderos del Jardín Botánico de Nueva York, fundado en 1891 y que ocupa 101 hectáreas de superficie.

De los invernaderos se trasplantan luego al conservatorio Enid A. Haupt, donde viven meses en un ambiente natural logrado con tierra, nutrientes, humedad y temperatura caribeña.

    Los neoyorquinos también podrán visitar un jardín de palmeras, cuyas hojas se utilizan en Puerto Rico, Haití y República Dominicana para hacer sombreros, sogas, alfombras y sandalias.

 La amplia colección de nenúfares con las que cuenta la muestra también despierta pasiones y admiración entre los visitantes.

    Entre los nenúfares que se exhiben destaca por lo llamativo que es el llamado «nenúfar gigante del Caribe» o «Vitoria Amazónica», con hojas de dos metros de diámetro y flores blancas de que sólo se abren de noche.   

ILUSTRACIONES Y ACUARELAS

La exhibición «Jardines Caribeños: Viaje al Paraíso» va acompañada de una muestra de ilustraciones, acuarelas, litografías y libros antiguos titulada «Paraíso Impreso» que documenta la labor de los botánicos, los naturalistas, los exploradores y colonizadores europeos a la hora de catalogar y clasificar la belleza salvaje de la flora del Caribe.

  Estos hermosos dibujos e ilustraciones, que se pueden ver en la biblioteca LuEsther T. Mertz del Jardín Botánico, tratan de capturar  sobre un papel la belleza exótica de las plantas, flores y los frutos del Caribe, como el árbol del pan, la pasionaria, la caña de azúcar, el café, el tabaco, la chirimoya y la fruta de la pasión.

La muestra permite a los neoyorquinos descubrir que la flora caribeña no sólo tienen de exótico el color o la forma sino a veces también el nombre, como le ocurre al ave del paraíso, el árbol del cisne, la garra de langosta, la lengua de suegra y la orquídea de pestaña, por ejemplo.

 El Jardín Botánico de Nueva York también ofrece a sus visitantes la posibilidad de ver una demostración culinaria de la mano de los chefs Daisy Martínez y Marcel Presilia, y de asistir a la Fiesta de las Flores donde la belleza de la flora caribeña se funde en la Gran Manzana con la música, el baile y la comida del Caribe.
EFE-Reportajes

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