POR LLENNIS JIMÉNEZ G.
Un cilindro de gas llenado por un empleado de una estación, al que se le había advertido que tenía un escape, incendió la casa de la familia Santana- Mariano, en Bayona, y en media hora devoró la mayoría de los bienes que el matrimonio adquirió en 25 años.
Confiados en la garantía del despachador del gas, de que el tanque de cien libras se encontraba en perfectas condiciones, en la vivienda lo conectaron y en cuanto abrieron la hornilla para ablandar la habichuela, la explosión alcanzó toda el área de la cocina.
José de Jesús (Nino) Santana, su esposa Albalina (Josefina) y sus dos hijas salieron corriendo de la casa, y las mujeres quedaron con la escasa ropa que vestían, dejando entre las llamas el patrimonio por el que trabajaron y al que a nadie le podrán reclamar.
Una primera llamada al 911, a las 10:40 de la mañana, repetidas por varios vecinos que temían que el incendio se expandiera en toda la zona, avisó al Cuerpo de Bomberos de Herrera, en Santo Domingo Oeste, los que se presentaron a las 11:10 con un camión de 400 galones de agua, en medio de un caótico tránsito que les impedía circular.
Los primeros diez minutos fueron cruciales para Nino y Josefina, quienes impotentes vieron el fuego consumir sus ajuares, quemar puertas y ventanas de metal. La gente de la barriada criticaba la tardanza de los bomberos, pero el primero y segundo camión cisterna, éste último con 1,000 galones de agua, se encontraron con el congestionado tránsito de la avenida 27 de Febrero y Prolongación 27, y conductores que se resistían a despejar las vías.
Nino, como se le conoce a Santana, dijo que su vecino McLain le advirtió lo del tanque y así él se lo hizo saber al empleado de la envasadora de la calle Abreu, en Resbalón, pero el hombre le aseguró que el depósito estaba perfecto.
Sus hijas Yenny y Katerine, a gritos, le insistían que debían demandar al llenador del gas.