Explota otra vez

Explota otra vez

DIONISIO SOLDEVILA
La impunidad de los corruptos de antes de ayer y de ayer, que lucían discretamente tranquilos, ha explotado hoy con violencia al finalizar el segundo año del gobierno de Leonel.

Bienes Nacionales, el parque metropolitano, el préstamo para la Policía y el escándalo de la isla artificial, acompañado todo ello por el último baño pestilente del Congreso, le demuestra al pueblo de Quisqueya que los viejos partidos solo se diferencian por el color de sus banderas, pero que el reformista, PRD y PLD están contagiados con el mismo incurable virus de la corrupción, que misteriosamente se detiene “en la puerta de mi despacho”.

Como siempre, ni Balaguer sabía nada, Salvador tampoco, Leonel menos, Hipólito ni sombra y de nuevo Leonel, ignorante de lo que ocurre a sus alrededores, y como todos, limpios como la luz del sol en verano.

Cada uno de ellos con sus plumíferos en los periódicos y sus papagayos en la radio y la televisión, defendiendo la misma corrupción, que criticaban cuando no cobraban.

Este país necesita orden y democracia y cuidado y no confundir orden con brutalidad o tiranía.

Si los de “arriba”, los grandes de los diferentes gobiernos al final el período que les tocó gobernar, que mudan de Guarícano a la avenida Anacaona y los jueces y fiscales no se dan por enterado; entonces los infelices, olvidados de Dios y de todos, se dedican como hoy a robar, a matar, a violar, porque no hay moral en la judicatura; además, en la mayoría de los casos, los que deben defender el orden, o son cabeza, o están involucrados en el desorden.

Sólo una vacuna de gentes con otras ideas, con otra conducta, que piensen en Quisqueya, en su pueblo, disperso en grandes cantidades por toda la geografía del planeta o asfixiados por la miseria en los infernales barrios marginados, pueden cambiar la suerte de este país.

Son las mujeres y los hombres como tú y como yo que estamos obligados a dar un paso al frente, alejarnos de los viejos partidos, cuyos tejidos están llenos de las metástasis de la corrupción.

Es la hora de no dejarnos confundir por la cúpula que al llegar al poder no ve la corrupción, porque los ojos no miran hacia adentro. Miremos a nuestro alrededor, miremos hacia América Latina, donde poco a poco se va encendiendo la luz.

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