Exportaciones clásicas estancadas

Exportaciones clásicas estancadas

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Cuando se observa el comportamiento del mercado de ultramar dominicano, con relación al alto nivel de ingresos de divisas que se registra anualmente, superando ya los $10 mil millones de dólares, aparece que tan solo las exportaciones clásicas y las llamadas étnicas, no llegan a los mil millones de dólares, anuales, entonces se cae en la cuenta que algo no funciona bien en el aparato productivo dominicano.

El país sostiene su pujante economía en base a sus notables ingresos, fruto del turismo, que con sus 60 mil habitaciones se ha convertido en el principal destino del Caribe, por igual las remesas constituyen un puntal esencial de la economía, que si bien muchas de esas divisas se diluyen en el mercado informal, se convierten casi siempre en mayor demanda de bienes y servicios locales; así mismo tenemos el intercambio de divisas fruto de las operaciones de zonas francas, que constituyen el grueso de un dinamismo comercial que arrastra consigo lo que otros tiempos era la base de la economía, constituidos por las exportaciones de azúcar, café, tabaco y más luego ferroníquel.

El estancamiento de las exportaciones tradicionales, que se salvan ahora por el aumento de las exportaciones de ferroníquel, de cerveza y de tabaco, se ha convertido en una retranca para el desarrollo nacional. Ahí se revelan las debilidades de la industria dominicana que no puede competir con sus similares extranjeras y más que se aproxima la entrada en vigencia del CAFTA-DR, en donde ocurriría un colapso lamentable y entones las autoridades a la carrera, presionados por los que financian campañas políticas, buscarán soluciones improvisadas que harían más daño que bien cuando muchos de los empresarios de ahora preferirían importar mercancías que producirlas.

Además, el lento crecimiento de las exportaciones tradicionales, en especial de los rubros agrícolas como el azúcar, el café, el tabaco y otros, se debe a que ahora hay una mayor demanda interna, cuando millones de turistas nos visitan anualmente, que requieren de alimentos frescos; afortunadamente el campo los está produciendo, pese a los gritos y lamentos de miseria del sector agro empresarial, que ya quisieran que el gobierno les preparara las tierras y se las cultivara para ellos disfrutar de la buena vida en sus jeepetas, helicópteros y yates.

Ya hay dos sectores de las exportaciones que experimentan un crecimiento, uno notable como el de las cervezas y los rones pero otro, el llamado de las exportaciones étnicas, desde los brebajes para brujerías hasta la yautía coquito, mantienen una demanda creciente de la población criolla de ultramar que crece y se consolida y llena un espacio en sociedades desarrolladas que no han podido absorber la mentalidad criolla. El caso de la cerveza y los rones es impactante, en donde, por la calidad de los productos, ya se han ido abriendo su espacio en el mercado de la costa este de Estados Unidos, así como en Europa, lo cual presume que los esfuerzos en este año se incrementarán cuando entre en vigencia el CAFTA-DR, de forma que al menos inicialmente sean los productos que se beneficiarán de la apertura de los mercados.

Para el caso de los demás productos de la agropecuaria, con excepción del azúcar operados principalmente por dos empresas privadas de gran prestigio, la situación se torna más difícil de manejar ya que las autoridades temen que si se buscan los medios para incentivar ese sector, entonces muchos de los incentivos no beneficiarían directamente a la producción, debido a los empresarios del agro harían todo lo posible para seguir gritando y desviar recursos, como lo han hecho hasta ahora, para otros fines de dispendio y ostentaciones de lujo, mientras sus haciendas se convierten en eriales para seguir demandando recursos gratis del Estado, insumos gratis, maquinarias exoneradas, donde de trasmano incluyen camionetas de lujo.

De todas maneras el Gobierno le tocará buscar la mejor ruta para incentivar la producción de bienes exportables, fuera de los agrícolas. Las perspectivas es que en poco tiempo se estará de nuevo exportando oro, entonces se podría pensar en que las exportaciones superarían los $2 mil millones de dólares, incluyendo un aumento en la producción de ferroníquel, prevista para un futuro no muy lejano.

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