Asociaciones empresariales clamaron en horas recientes por la reversión de las condiciones que enfrenta el sector productivo. Paga una energía eléctrica que no solamente es cara, sino inestable. Se obliga a utilizar monopólicos equipos de transporte de carga desde los muelles, cuyos costos resultan onerosos. Los niveles de devaluación monetaria incrementan sus costos y sumada esta realidad al peso de las contribuciones fiscales, su horizonte se torna borrascoso. En pocas palabras, estamos condenados a convertirnos en importadores de cuanto se consume.

El aserto es exagerado. Se acerca mucho, sin embargo, a la realidad del país. Productos que se fabricaron por tradición en el país se volvieron bienes importados. Tal el caso de jabones como Lavador o Kinder. Hace tiempo la primera de ambas marcas se importa desde el centro del continente. La segunda le siguió los pasos hace alrededor de un año. De manera formal se anunció hace poco el traslado de las operaciones fabriles del Kinder hacia la misma región.

¡Ay si fuere dable que don Ernesto Vitienes y don Miguel Guerra se levantasen de sus tumbas! Quizá pelearían primero con sus hijos y nietos. Tras un análisis de la prevaleciente condición del país achacarían el éxodo de sus marcas a los gobiernos sufridos por el país. Y hacemos la afirmación muy lejos de requerir proteccionismo para las empresas de producción con potencial exportador. Pero, ¡por Dios!, por lo menos debíamos propiciar un clima que impulse la producción exportable.

Las entidades que agrupan a los empresarios precisaron puntos de su reclamo. Energía eléctrica estable con un sector ordenado. Financiamiento basado en criterios de competitividad y creación de seguros y banca especializados para apoyo a las ventas hacia el exterior. Manejo discriminado de la tributación pensando en los países socios del acuerdo de “libre comercio” ya suscrito. Revisión de las leyes de zonas francas para adecuar procesos y estímulos a los reinantes entre los países competidores. Admisión de tasas de cambio competitivas. Cambios en el régimen monopólico de la transportación. Organización, conveniente, de las entidades públicas creadas para apoyar al sector exportador.

Es de justicia que este clamor no se pase por alto.

Y que se consideren todos los aspectos planteados por los empresarios nacionales.