EXPOSICION CONMEMORATIVA DEL DOMÍNICO-AMERICANO

Huellas de su presencia

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Huellas de su presencia

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 60 AÑOS DE SERVICIOS A LA SOCIEDAD
Generaciones que se colocaron  por encima de sus  diferencias con el ideal de superarse
POR ÁNGELA PEÑA

La exposición conmemorativa de sesenta años de existencia que exhibe el Instituto Cultural Domínico-Americano no sólo permite conocer el desarrollo de su vida sino también un tramo representativo de la historia nacional, reflejada en edificaciones, calles, jardines, artistas, periodistas, empresarios, educadores, huéspedes, diplomáticos, inmigrantes, y otros ciudadanos y profesionales que han sido parte de su familia, sus programas y celebraciones.

 Extranjeros y criollos le han acompañado desde sus domicilios en la Mercedes, frente al parque Independencia, continuaron junto a sus maestros y directivos por la ruta de la “Pasteur” esquina Santiago hasta culminar su carrera de progresos tecnológicos, educativos, arquitectónicos, en su esplendorosa sede de la Abraham Lincoln que, además de ampliarse a través del tiempo en sus aspectos académicos y físico, se ha extendido hacia otras zonas de la capital y pueblos del interior.

 La Fuerza Interamericana de Paz (FIP) de los Estados Unidos arropó el local de la “Pasteur” cuando el área se convirtió en “Corredor de Seguridad” durante la guerra de abril de 1965. Entonces se extraviaron documentos valiosos, entre ellos los recuerdos en imágenes de 1947, pero la ocupación no fue óbice para que la señorita Sonia Pacheco, actual directora de Servicio a la Comunidad y secretaria de la Junta de Directores, recuperara, entre otras fotografías,  el símbolo más antiguo que inicia la memorable muestra: la tarjeta de uno de sus socios pioneros: Luis Emilio Medina.

 Después, el recorrido se convierte en un ejercicio de la memoria que provoca nostalgias, arranca carcajadas o reacciones de asombro al apreciar transformaciones de rostros e indumentaria, identificar familiares, amigos, personajes afamados o comprobar, con tristeza, ausencias y desapariciones de antiguos entornos, figuras, construcciones, tan patéticas, firmes y radiantes en esta galería de reminiscencias.

 En el Domínico han sido tradición los seminarios para periodistas. En esta “Mirada Retrospectiva a Sesenta Años de Historia” hay una evocación de esos encuentros que reunieron a los más representativos de 1970 en las escalinatas e imponentes arcos de la academia: Ramón Reyes, Orlando Martínez, Miguel Guerrero, Héctor Herrera, Álvaro Arvelo hijo, Julio César Martínez, Justo Castellanos, Franklin Polanco, Eddy Ramírez Hirujo, Frank Alba, Eduardo Boheme de Lemos, Sara Savarín, Daniel Adriano Gómez, Urbáez, Cuqui Janer, Negro Martínez, Guarionex Rosa, entre otros que pudieron reconocer la vista y la mente prodigiosas de Mireya Castillo.

 Diferentes generaciones, distintas ideologías unidas por una inquietud común: enriquecer el intelecto. Muchos partieron al otro mundo, Orlando fue asesinado, a otros “no les pasan los años” aunque con algunos el tiempo ha sido inflexible.

Imágenes gloriosas

 La primera maestra del Dominico, Sheila Rice-Wray, es otro símbolo de esta exposición, presente en los carteles que la anuncian, en la parte central de la sala, en el catálogo, protegiéndose con una sombrilla en lo alto mientras conversa. Parece que llovía o el sol ardía en ese 1968 pues algunos de sus acompañantes también se cubren con paraguas.

 Elizabeth De Windt, directora ejecutiva y miembro Ex Oficio de la Junta de Directores, está en la institución desde 1992 y acompaña el recorrido junto a Ana María Grullón, encargada de Relaciones Públicas, recordando actores de obras de teatro, estudiantes en recitales, conciertos con bandas norteamericanas, inauguraciones de nuevas instalaciones, juramentaciones, firmas de convenios y sobre todo los miembros de la comunidad, embajadores, agregados culturales, integrantes del Departamento de Estado, entre otros.

 “Sister Mary Philips fue miembro de la primera Junta de Directores y daba clases a los niños, los sábados”, recuerda Elizabeth De Windt frente a la foto de la maestra junto a “Sister Helen Claire” otra profesora de los años 50.

 Así sigue el desfile con las presencias en diferentes épocas, actividades, funciones, de Polimia Espaillat de Read, Sonia y Manuel Pacheco, Alejandro Read, Earl Threan, Bárbara Hutchinson, Patrick Hughson, Pedro Morales Troncoso, Bolívar Báez Ortiz, Alfredo Lebrón Pumarol, Terence Todman, Helen Hughes, Antonio Prats Ventós, Joaquín Priego, Donald Hamilton, Elizabeth García Godoy, Enzo Gasparini, Cándido Bidó.

 También Elsa Núñez, Guillo Pérez, Ramón Oviedo, Thimo Pimentel, José Rotellini, Body Sees, Eduardo Fernández, H. H. Houston, Sheldom Avenius, Engracia Franjul de Abate, Pepe Bonilla, Manuel Bergés Chupani, Pedro Rodríguez Echavarría, María Cristina Camilo, Amarilis Rodríguez, Arthur Valdez, Robert Pastorino, Hans Hertell, Milagros Ortiz Bosch, Francisco, Aisa y José Gausachs, Thelma Camarena, Jorge Santiago.

 Están, además, Amaurys Sánchez, Frank Ceara, Aquiles Azar, Luichy Martínez Richiez, Mercedes y José del Carmen Ariza, Donna J. Hrinak y otros que se verán ahí representados o que identificarán quienes les conocen o conocieron.

 Desde don Hernán Cruz Ayala, primer presidente del Instituto Cultural Dominico Americano, sereno y robusto en su foto de 1947, hasta el sonriente Presidente Leonel Fernández, solícito en una foto de su actual gestión, todos, de algún modo, han sido protagonistas de esos sesenta años de historia.

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