Exposición de Michel Bizet  en la   Galería de Altos de Chavón

Exposición de Michel Bizet  en la   Galería de Altos de Chavón

No hay un evento más acorde con la Semana Francesa en Altos de Chavón, de próxima celebración, que la muestra individual de Michel Bizet, en la Galería de Arte principal, la cual pertenece, en Casa de Campo, a la Fundación Altos de Chavón y ha albergado muchas exposiciones importantes.

Michel Bizet, ciudadano francés residente en Santo Domingo, de extensa trayectoria profesional, se ha entregado aquí con pasión al arte, y, pintor de oficio ascendente, ha realizado una obra cada vez más afirmada, cuyo común denominador, desde su primera individual, marca una preocupación por la tierra, la naturaleza y el medio ambiente. Ahora bien, casi siempre alejado de la figuración, él está inmerso hoy en investigaciones sobre el “impresionismo abstracto”, un período en sus inicios, pero que ha gestado ya interesantes polípticos.

En menos de un lustro, han ido surgiendo, pues, decenas de polípticos. Si bien es cierto que el artista hizo primero cuadros en un soporte único, pronto sintió la necesidad de pintar sobre varios paneles, colocados en forma contigua, obra simultáneamente percibida en un conjunto y/o en componentes separados. Ese procedimiento, formal y dimensional, diversificado en tamaño y número de piezas, le ha dado resultados muy alentadores, impulsando a Michel Bizet a elaborar del mismo modo sus siguientes formulaciones pictóricas.

Así fue cómo se sucedieron las “Suites”, los “Retablos”, los “Estudios”, de los cuales una selección va a engalanar los espacios chavoneros y suscita, para cada serie, una atención distinta. La exposición se intitula “Soleils” –soles–, un nombre simple, pero simbólico de nuestro trópico y referencia a los colores, brillantes y luminosos, de los cuadros.

Suites. La exposición “Suites” de Michel Bizet constituyó, en República Dominicana, una primicia por dos razones. Nunca antes se había concebido y presentado una muestra –individual o colectiva– de polípticos, y menos una serie de cuadros abstractos con esa característica compositiva. La reacción del público fue de agrado y sorpresa, apreciando tanto la diversidad de las obras presentadas en un mismo género, como sus combinaciones tonales, que alternaban armonías suaves y apasteladas con colores vivos, cálidos, contrastantes. La organización espacial de las pinturas contribuyó a su valoración estética, y, allí, el espectador disfrutó de la máxima libertad de lectura, ayudado por la ausencia de títulos. Cada mirada interpretó  esos conjuntos pictóricos –a menudo encontraban una significación figurativa–, pero hubo coincidencia unánime en reconocer el lenguaje del color, el manejo del empaste, la habilidad de las pinceladas.

Retablos. El período de las “Suites” llevó las búsquedas plásticas de Michel Bizet a la construcción de los “Retablos”: el artista confirió a los polípticos una nueva morfología, conscientemente inspirada de los retablos sacros medievales. Esa concepción y realización, hoy casi abandonada, corresponde a una atracción por la tercera dimensión: Bizet se había entusiasmado por la preparación de esculturas monumentales y transparentes, ¡un proyecto hasta maquetado que esa personalidad inquieta retomaría en cualquier momento!

Los retablos se plantean como superficies y volúmenes sin que cambie su definición: enmarcados negros, dos paneles cerrados que se abren en un tríptico, vinculación cromática entre exterior e interior. Aunque estas pinturas en el espacio no se relacionan con la religión, el proceder del autor recordaba la entrega espiritual de antaño… 

Estudios.  Esta nueva serie de polípticos nos enseña que, durante el último año, Michel Bizet se ha dedicado a una investigación sobre el impresionismo abstracto. Si él considera estas telas, esta “pintura / pintura”, más bien como “estudios”, es porque se trata de un largo proceso en evolución. Aquí, la visión neoimpresionista, que se distancia de la figura y la representación, está todavía en etapa de estudio y búsqueda. En la práctica, su primera expresión fue un políptico verde, casi monocromático, inspirado del Jardín de Giverny de Claude Monet y su puente: la reinterpretación lo llevó, en cuatro paneles, hasta la abstracción. Luego, como lo veremos en la exposición de Chavón, otros célebres cuadros impresionistas, de distintos pintores, han motivado diálogo, recreación y homenaje. La transformación, adueñándose del color y de una materia sustanciosa, guarda un profundo y debido respeto por los originales. 

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