Exposición en París de MARY CASSATT, impresionista  americana

Exposición en París de MARY CASSATT, impresionista  americana

El Museo Mona Bismarck expone en París a la más impresionista de las artistas americanas de finales de siglo diecinueve, Mary Cassatt,  quien es sin dudas la más importante pintora  americana que desarrolló su talento en Francia. Atraída por un movimiento que revolucionó la pintura provocando atracción y curiosidad en el medio intelectual y artístico americano-sajón de finales del siglo XX.

Con esta exposición del  afamado y dinámico centro americano de  París, se pone en evidencia la atracción intelectual y artística que significó la capital francesa a principios del siglo pasado para los artistas e intelectuales americanos, desde el talento y la singularidad de  Mary Cassatt, pintora innovadora  y rebelde, independiente y desafiante que supo nutrir su obra con carácter y personalidad  propia, a tal punto que se  reconoce  en ella una vanguardista, anunciadora  y precursora  del  fauvismo y del movimiento  Nabi. Su talento fue reconocido y empujado por Manet, quien junto a Degas advirtieron en ella una gran destreza y habilidad en el dibujo.

Mary Cassatt, antes de ser reconocida por sus grandes dotes artísticas, fue la primera norteamericana que introdujo el impresionismo francés en el coleccionismo americano, y gracias a sus gestiones, Louisine Havenmayer compró una obra a Degas; el primer cuadro impresionista que cruzó el Atlántico en 1877.

La obra de esta artista es reconocida sobre todo por sus escenas de maternidades, y la representación de jóvenes y niños en escenarios burgueses.

A partir de finales del siglo XIX, hacia 1880-1890, la estampa japonesa se impone con mucho éxito, y para ella, la punta seca será una revelación que marca un giro muy importante y con gran éxito, ya que ha dejado una obra monumental de grabados y plumillas.

La Cassatt vivió unos años en el Cháteau Bachivillers, en el Departamento de L´Oise, donde se instalaron la mayoría de los impresionistas franceses, lo que le permitió conocer bien esta región  en la que vivió más de treinta años. Allí, con el capital ganado en la exposición que llevó a Nueva York, en el año 1892, pudo comprar el Cháteau Beaufresne au Mesnil-Théribus, donde se instaló definitivamente.

La exposición que se presenta en el Mona Bismarck de París, lugar de mucha cultura americana, propone mantenerse expuesta hasta enero de 2013. La misma muestra, los dibujos y grabados de la Collection Ambroise Vollard. Esta exposición revela, por primera vez en Francia, una parte importante del trabajo gráfico de la artista norteamericana, cuyo carácter modernista impresionó al coleccionista Vollard, por su vitalidad y la pureza de su trazo dibujístico, así como la ligereza de los colores tiernos y muy extendidos; cumpliendo con el reconocimiento razonado de una obra producida hace ya 100 años, y que hasta el 26 de septiembre del 2012 no había sido expuesta.

En esta exposición se observa una gran finura y ahorro de efectos de materia; es una obra precisa, excluyente de toda trampa visual, pues el conjunto de sus grabados ha explorado todas las técnicas innovadoras lanzadas por el grupo de París. Cabe destacar como sus obras más relevantes las que se imponen con los grabados en color hechas en la década del  1890; entre estas se distingue como una de sus obras mayores la titulada “Femme a sa toilette”, en punta seco y aguatinta, en la que se reconocen sus tonos discretos y diáfanos, con un guiño abierto hacia el japonismo, muy de moda en aquellos años, y que la llevaron a optar por las técnicas del grabado Ukiyo.

En las telas de Mary Cassatt, la niñez siempre está representada en relación con la madre, lo que se destaca mucho en sus cuadros de escenas cotidianas, como lo observamos en el pastel “La madre y el niño” de 1893, y en “El baño del niño” de 1894.

Su obra navega  entre un estilo encontrado y dominado por la influencia del ascetismo del grabado japonés y la abundancia de los colores de la escuela impresionista. Estos dos aspectos los podemos canalizar a través de una mirada comparatista entre la obra “Niña en un sofá azul” de 1878 y “La Barca” de 1803-1894.

El color  azul en el pincel de  esta  pintora toma unos tonos encendidos cuando se trata de un fondo sobre el cual el personaje  expresa el ánimo de la situación, podría llamarse azul  Cassatt, pues es exclusivo a  su  paleta y lo encontramos  en un autorretrato de la pintora  cuando esta tenía unos cuatro a  cinco años.

Este  azul lo encontró seguramente en Francia, precisamente en las  llanuras  de la  campiña que rodea la región de  l´Oise, y también  en sus  viajes a Provenza, cuando visitaba a su amigo Manet.

La exposición “Mary Cassatt, dibujos  y  grabados de la Colección Vollard” es un acontecimiento en el mundo de la  historia del arte, pues en esta obra se pueden analizar las direcciones  más modernistas de la pintura que una artista americana introdujo desde  París, tanto en el color  como en el trabajo gráfico.

Vale rendirle  homenaje, por su independencia visual y la honestidad de su propia  factura, sin caer  en los compromisos  de las  modas y tendencias.

Mary Cassatt nos deja una paleta limpia, cuya discreción del color se confunde con la composición sobria del sujeto en sus telas, confidenciales de sensibilidad y emoción totalmente femenina, más que una  artista, esta exposición nos revela  su maestría.

DATOS BIBLIOGRÁFICOS

A pesar de no contar con la aprobación de sus padres, a la edad de quince años inició sus estudios de pintura en la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania (1861-1865).

En 1866, decidió estudiar a los maestros del arte por sí misma y se trasladó a París en compañía de su madre y algunos amigos de la familia. En 1872 observamos una maduración en su estilo, debido en parte al estudio de los maestros en los más importantes museos europeos y a las indicaciones de su maestro Camille Pizarro.

En 1874 decide mudarse definitivamente a París, junto con una de sus hermanas.

En 1877, en uno de los más bajos momentos de su carrera tras el rechazo de las dos obras que había presentado al Salón, el propio Edgar Degas la invitó a exhibir su trabajo junto a los impresionistas, que tres años atrás habían comenzado a exponer sus obras de forma rebelde e independiente, lo que la llevó a participar en varias de las exposiciones impresionistas a partir de 1879.

La década de 1890 fue la época más creativa de Cassatt; expuso regularmente en las galerías neoyorquinas e incluso se convirtió en modelo a seguir para jóvenes artistas norteamericanas a las que aconsejaba en sus carreras; entre estas destaca Lucy A. Bacon, que fue presentada por Cassatt a Camille Pizarro.

En 1891 exhibió una serie de coloridas pinturas entre las cuales estaban Mujer tomando un baño y El salón de belleza, cuadros inspirados en el arte japonés que fueron exhibidos en París un año antes. Fue, en general, hostil a los movimientos pictóricos posteriores, como el post-impresionismo, el cubismo y el fauvismo.

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