POR SOILA PANIAGUA
BERLIN, Alemania.- El presidente de la Organización Mundial del Turismo (OMT), el secretario de Turismo dominicano y el presidente de la Asociación dominicana de Hoteles y Restaurantes (Asonahores) expresaron ayer su preocupación por los efectos que tendría el cambio climático y las medidas que se tomarían para controlarlo en el turismo, actividad que el año pasado movió 842 millones de personas en el mundo.
Así hablaron por separado Francesco Frangialli, presidente de la OMT; Félix Jiménez, secretario de Turismo de República Dominicana y Luis López, presidente de Asonahores, en el marco de la Bolsa Internacional de Berlín 2007, que se lleva a cabo aquí con la participación de 184 países y 11,000
Participantes que ofertan sus productos y servicios turísticos. Los tres representantes turísticos coincidieron en la importancia de promover un turismo más responsable y de mayor calidad.
Tanto Jiménez, como López refirieron que actualmente la República Dominicana recibe un turista con mejor poder adquisitivo y educación, porque lo importante no es el volumen de personas que lleguen, sino su calidad.
En el 2006 la República Dominicana recibió alrededor de cuatro millones de visitantes extranjeros que generaron ingresos que superaron los US$4,000 millones, para un crecimiento por el orden del 7.0% en relación al 2005 y se proyecta que este año habrá un crecimiento superior.
El cambio global es un tema que está preocupando a todo el mundo y dentro de esas preocupaciones en el sector turismo las hay muy serias, porque eso va a implicar un reordenamiento de playas, algunas, inclusive, podrían desaparecer y otras van a sufrir transformaciones, explicó Jiménez, tras opinar que la región del Caribe también puede ser afectada.
Sostuvo que esa preocupación por los efectos del cambio climático, va a generar grandes y drásticos cambios en lo relativo a la aviación, que es el principal medio de transporte de la industria turística, lo que podría afectar el flujo de visitantes extranjeros.
En tanto, el presidente de la Asonahores dijo que el cambio climático generará aprensiones en el futuro, pero confió en que las medidas que se tomen no reduzcan las emisiones, sino que haya una adaptación.
De su lado, Francesco Frangialli, tras resaltar el impacto que tiene el turismo en el ámbito económico y social de los pueblos, refirió que el 2006 ha sido el año más cálido de la historia del clima mundial y también ha sido el año en que el precio del barril de petróleo subió a US$73.00 antes de regresar a US$50.00, en que el euro alcanzó un cambio de US$1,30 y en que el mercado inmobiliario estadounidense invirtió su tendencia, lo que generó consecuencias para el sector turismo y de viajes.
Frangialli sostuvo que el turismo aparece cada vez más como una víctima, pero también como vector del cambio climático y del retroceso de la diversidad biológica, dos males que junto al transporte aéreo, contribuyen a alimentar por su desarrollo y, en cierta medida, por sus propios excesos.