El minimalismo es ideal para personas ordenadas. Se centra en formas simples y puras, ofreciendo suma atención al espacio y materiales ecológicos, porque la idea es producir un máximo efecto con el mínimo de elementos.

Se considera una tendencia que afecta a la arquitectura y el interiorismo. Surge en Italia en los años 80, y nace como una respuesta a los diseños y adornos sobrecargados de entonces.

No se puede obviar que el minimalismo ha sido un punto de referencia en el diseño de muebles y ambientes, y también en él se muestra la influencia de la estética oriental y, especialmente la de Japón.

El minimalismo es lo que ha estado de moda en los últimos tiempos, y de hecho estamos invadidos por una estética minimalista que contrasta con el barroco español.

En ello, el uso del color es de gran importancia, ya que este estilo requiere de una monocromía absoluta en suelos, techos y paredes, complementándose con los muebles. Es decir que el contraste lo dan algunos objetos decorativos o muebles en tonos totalmente distintos a la gama que se usó en los acabados.

En una decoración con estilo minimalista, las tonalidades son suaves, predominando el blanco y el crudo. No hay que olvidar que el blanco es un color con una amplia gama de subtonos capaces de resaltar la arquitectura del lugar.

Todas las piezas decorativas deben combinar con las telas de los muebles. No utiliza los estampados en sus composiciones, más bien emplea textiles lisos. Así, la atmósfera resulta fresca, relajada y muy contemporánea.

La combinación de líneas rectas, modernas y funcionales se enriquece también con toques de color, el juego de materiales y el uso atinado de adornos pequeños. Sin duda alguna, el estilo minimalista resulta más relajado y limpio que la decoración recargada tan utilizada en otras épocas.