Expulsan dos agentes extorsionaban viajeros

Expulsan dos agentes extorsionaban viajeros

Dos agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), padre e hijo, fueron expulsados ayer  por extorsionar con dinero a viajeros que se llevaban sus vehículos hacia Puerto Rico en el ferry.

Rafael Sánchez y Ezequiel Figueroa fueron separados  durante una formación general encabezada por el presidente de la DNCD, mayor general Rolando Rosado Mateo, y el director del Centro de Información y Coordinación Conjuntas (CICC), general José Eugenio Matos de la Cruz.

Al padre e hijo les hicieron grabaciones entre el 30 de agosto y el 6 de septiembre mientras recibían dinero de conductores para no revisar determinados vehículos.

“¿Cuánta droga pudieron haber dejado pasar estos dos hombres hacia Puerto Rico estando asociados de ese modo con el narcotráfico estos dos sinvergüenzas?”, se preguntó el jefe de la DNCD.

Advirtió  que “por ahí otros 10 ó 15 que  hacen diabluras para permitirles a los narcotraficantes vulnerar a la DNCD, pero les vamos a hacer lo mismo que estamos haciendo a estos dos malos dominicanos”.

Se elevan a ocho los expulsados de manera deshonrosa por  Rosado Mateo, todos en presencia del personal de la sede.

Rosado Mateo dijo que los agentes corruptos no tendrán paz en la DNCD.

 Indicó que todos los organismos de inteligencia de los cuerpos militares y de Aduanas vigilan el comportamiento de los agentes antidrogas.

“Los vamos a buscar con un microscopio, si es que se esconden en los rincones más pequeños de esta DNCD. Aquí no queremos delincuentes, no queremos a malditos que se asocien al crimen para dañar a una institución decente”, proclamó Rosado Mateo.

Sostuvo que si la droga sale al exterior, después de bombardeada por  avionetas que incursionan en el espacio aéreo dominicano, tiene que ser por la  complicidad  en  puertos y aeropuertos, “lo que nos obliga a revisar la estrategia en esas terminales, que es lo mismo decir revisar al CICC de arriba abajo”.

Dijo que la extorsión de los agentes es un reflejo  de lo que pasa en muchas familias, y  la expulsión debe servir  de escarmiento.

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