Expulsión de OXY deja a agricultores ecuatorianos en la estacada

Expulsión de OXY deja a agricultores ecuatorianos en la estacada

A la entrada del Bloque 15, un yacimiento de petróleo remoto en la más lejana jungla oriental de Ecuador, no hay indicios de que hasta hace solo nueve días OCCIDENTAL PETROLEUM estaba a cargo. Los carteles que llevan el logotipo de la compañía estadounidense han sido eliminados, pero no se ha instalado ninguno que anuncie quienes son los nuevos propietarios.

La falta de nuevas señales, encaja. Por el momento, las instalaciones están en manos de PETROECUADOR, la compañía petrolera estatal, pero hay una gran incertidumbre en cuanto a qué va a ocurrir en el Bloque 15, que a su vez ha alimentado preocupaciones sobre el efecto del cambio en la producción de petróleo y las comunidades locales.

El gobierno de Ecuador admitió la semana pasada que cuando revocó el contrato de OCCIDENTAL por haber transferido indebidamente un interés del 40% en sus campos a la canadiense EnCana, en 2000, no tenía una política clara de qué hacer con el campo.

Dicen los funcionarios que están estudiando opciones, pero para muchos analistas eso debió haberse hecho mucho antes de que OCCIDENTAL fuera obligado a salir. “Este gobierno no tenía un Plan A ni un Plan B para actuar sobre lo que iba a ocurrir después que OCCIDENTAL se marchara”, dice Wilson Pástor, un ex presidente de PETROECUADOR que ahora trabaja como consultor petrolero en Quito.

Internamente, la acción del gobierno ha sido acogida con una gran aprobación. OCCIDENTAL no era popular en el país andino, principalmente porque se presentaba como una compañía norteamericana que se pensó pudiera ignorar las leyes ecuatorianas.  En una serie de manifestaciones en meses recientes, los presentes exigían que OCCIDENTAL fuera expulsada del país.

Pero en Limoncocha, una apacible aldea de la selva, de chocitas rosadas, azules y verdes, a un kilómetro del Bloque 15, la partida de OCCIDENTAL ha dejado a sus habitantes preocupados por su futuro.

La mayoría de los 1,500 residentes de la comunidad bilingüe español-quéchua se ganan la vida a duras penas con la venta de cacao, plátanos y maíz en los pueblos cercanos y pocos han trabajado alguna vez en el campo petrolero. Sin embargo, dicen que han llegado a depender de la ayuda que la compañía le daba a las comunidades indígenas y temen que esta sea eliminada.

“OXY nos ayudó durante 20 años, con infraestructura, becas escolares, instalaciones deportivas y vehículos”, dice Jorge Grefa, presidente de la parroquia de Limoncocha. “Gran parte de la infraestructura de aquí la pagó OXY”.

La compañía gastó cerca de US$300,000.00 al año en aldeas locales y recientemente firmó varios acuerdos nuevos con líderes de la comunidad sobre el gasto social. Los contratistas que tenían acuerdos con OCCIDENTAL también invirtieron dinero en las aldeas y equiparon la escuela de Limoncocha con una sala de computación conectada al Internet.

 “OXY dió respuesta a nuestras peticiones”, dice Enoc Cerda, el rector del colegio. “Le pedimos que limitaran el trabajo por la noche y lo hicieron. Y respondieron muy rápido a los problemas del medio ambiente”.

Líderes locales dicen que reconocen que OCCIDENTAL se marchó para no volver, pero les preocupa quién va a tomar las riendas del Bloque 15. La única opción que rechazan de plano es que PETROECUADOR continúe operando el campo.

“Sabemos cómo trabaja PETROECUADOR”, dice el señor Cerda. “Dañan el medio ambiente y no ayudan a las comunidades locales. PETROECUADOR ha llevado la destrucción dondequiera que ha operado”.

Con toda probabilidad, PETROECUADOR, que carga deudas enormes, no operará el yacimiento a largo plazo. Pudiera vender el Bloque 15 directamente a otra compañía estatal, como AGIP, de Italia, CIPEC de Chile, PETROBRAS, de Brasil, o PDVSA, de Venezuela.

Pero cualquiera de estas opciones pudiera complicarse por el reclamo de arbitraje internacional contra Ecuador. La compañía está exigiendo que mientras continúen las audiencias, debe impedírsele al país que incorpore un tercer elemento al Bloque 15.

Prolongar la incertidumbre no solo afectaría las comunidades que bordean el yacimiento. En Coca, una creciente población petrolera de 15,000 habitantes, a unos 70 kilómetros, los contratistas dicen que los negocios se verán afectados. El gobierno está en disputa con OCCIDENTAL por pagos pendientes a algunos contratistas locales.

“Nos hemos quedado sin contratos”, dice Víctor Becerra, un supervisor técnico de Schlumberger, un contratista de pozos norteamericano. “Todavía no sabemos si tenemos trabajo. Y si lo tenemos, será con PETROECUADOR, que paga los servicios a menor precio a los contratistas y es bien conocido por no pagar a tiempo”.

La partida de OCCIDENTAL también pudiera tener implicaciones mucho más amplias. El Bloque 15 representa cerca de una quinta parte de la producción diaria del país con 538.000 barriles. “La falta de un traspaso adecuado va a provocar problemas de producción”, dice el señor Pástor.

Y allá en Limoncocha, también hay preocupaciones de que las repercusiones posibles sean todavía más agudas. “La municipalidad local no gasta ningún dinero aquí”, dice el señor Grefa. “OXY era casi un sustituto del gobierno para nosotros. Ahora nos hemos quedado sin gobierno; nada”.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

Publicaciones Relacionadas

Más leídas