Expulsión de USAID de Bolivia: previsible, pero sin efectos económicos

<P>Expulsión de USAID de Bolivia: previsible, pero sin efectos económicos</P>

LA PAZ. AFP. La decisión del presidente Evo Morales de expulsar de Bolivia a la agencia estadounidense USAID era previsible, en medio de la crítica relación diplomática bilateral, pero no tendrá efectos económicos pues la asistencia de Washington a La Paz ya estaba reducida al mínimo, según analistas.  

Morales dio salida el miércoles al programa estadounidense de cooperación, con actividad en Bolivia desde 1964, al que acusó de injerencia en los asuntos internos, lo que fue rechazado por Washington.  

«La salida de USAID era previsible, la veo como la crónica de una muerte anunciada, como el último episodio de una relación en crisis», dijo a la AFP el excanciller Armando Loaiza.

«Era el último mecanismo (de ese país) que subsistía después de la salida de la DEA», mencionó. La agencia antinarcóticos estadounidense fue obligada a dejar Bolivia en 2008, acusada de complot por el mandatario.

Ese mismo año, Morales declaró persona no grata al embajador estadounidense bajo la misma sindicación, y cerró varios programas de cooperación, principalmente referidos al fortalecimiento democrático.

La Casa Blanca negó las acusaciones y también echó al embajador boliviano, quedando ambas embajadas sin sus máximos representantes.  

El deterioro de la relación entre La Paz y Washington tiene sus orígenes en 2006, cuando Morales llegó al poder y de cuajo se convirtió en un fuerte vocero antiestadounidense. En cambio, estrechó lazos políticos, ideológicos y comerciales con Venezuela, Cuba e Irán, tres acérrimos adversarios de la Casa Blanca.  

USAID, empero, considera que su ayuda ha sido multimillonaria desde 1964, cuando inició operaciones.  

«Durante los últimos 50 años, USAID ha gastado cerca de 2.000 millones de dólares en estrecha colaboración con el gobierno de Bolivia, en las áreas de la educación, salud, agricultura, programas de seguridad alimentaria, desarrollo alternativo, desarrollo económico y medio ambiente», aseguró el organismo en un resumen de prensa enviado a la AFP.  

USAID asegura que «el gobierno de Estados Unidos ha trabajado de manera específica en los últimos cinco años para establecer una relación basada en el respeto mutuo» y que su expulsión «es una demostración más de que el gobierno boliviano no está interesado en esa visión».  

El viceadministrador del programa, Mark Lopes, dijo a la AFP en Washington: «no esperábamos este desenlace, llegó como una sorpresa».  

La medida política boliviana no tendrá efectos económicos, según el excanciller Loaiza, pues la ayuda de ese país se desplomó en los últimos años desde unos 160 millones de dólares anuales a mediados de la década del 90, hasta situarse en 2013 en unos 23 millones de dólares.  

El sociólogo y consultor en marketing político, Ricardo Paz, tiene otra lectura sobre la salida del programa norteamericano.

Afirma que el objetivo es «desviar la atención de la opinión pública sobre la decisión del Tribunal Constitucional de habilitarlo para una nueva postulación» en las elecciones generales de 2014 por cinco años más, lo que motivó críticas opositoras.  

Por segundo día, la oposición parlamentaria se manifestó el jueves contra la decisión. La presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado y parlamentaria opositora Centa Reck calificó la expulsión como «una medida agresiva que responde a una política populista».  

En medio de ese cruce de opiniones, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, brazo derecho del mandatario Morales, defendió la medida como una «decisión de Estado para preservar la estabilidad de nuestra democracia, la seguridad del Estado; es una decisión soberana para preservar la continuidad del proceso» político boliviano.  

El excanciller Loaiza y el analista Paz coinciden en que la salida de USAID se convierte en un escollo para la publicitada intención de los dos países de reponer embajadores, tras el acuerdo marco de cooperación firmado en 2011.  

«No va a haber reposición de embajadores en el corto plazo, por lo menos hasta las elecciones del 2014. Es útil y beneficioso para las aspiraciones electorales y políticas de Evo Morales tener una relación de enfrentamiento con Estados Unidos», dijo Paz.  

«El entendimiento firmado hace dos años ha resultado, al final, decorativo», señaló Loaiza.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas