Ocho exrebeldes colombianos que en una época combatieron al gobierno con armas de fuego y explosivos juraron ayer como legisladores. Los otrora guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ocuparon sus escaños por primera vez en el Congreso.
Dos de los exrebeldes no ocuparon sus bancas: uno está encarcelado en Estados Unidos por acusaciones de narcotráfico y otro regresó a una zona de desmovilización porque (dijo) teme por su seguridad. Los exinsurgentes aseguran que quieren impulsar paz, democracia y derechos humanos.
Muchos son escépticos del pacto de paz y consideran que los exrebeldes deberían pagar por cualquier crimen de guerra que hubieran cometido, antes asumir cargos legislador.
El presidente, Juan Manuel Santos les dio la bienvenida. “Señores congresistas del partido FARC- ahora que han dejado las armas, ahora que han aceptado aportar a la verdad y acogerse a la justicia transicional, ahora que han jurado respetar nuestra Constitución y las normas y principios de nuestra república, ¡bienvenidos a este templo de la democracia!”, manifestó Santos.