Extraordinaria retrospectiva de Augusto Marín

Extraordinaria retrospectiva de Augusto Marín

SAN JUAN, P.R. “Marín: Las Formas de la Existencia”. No podría haber sido más acertado este elocuente y significativo título para una retrospectiva que nos ha permitido confrontar nuevamente la fértil consumación del mito inextinguible. El acceso a la obra de toda una vida.

La preciosa y perpetua revelación de la enigmática relación entre vida, obra e imaginación. Desde luego, la Historia se cumple siempre que se trate del legítimo creador y esto se aplica perfectamente, sin ninguna duda, al caso de Augusto Marín (1921), pintor, dibujante, grabador, muralista, vitralista virtuoso y maestro de generaciones.

La polifásica producción simbólica y la dilatada trayectoria creativa de Marín se han visto fielmente reflejadas en la retrospectiva titulada “Marín: Las Formas de la Existencia”, presentada durante dos meses y medio por el Museo de Arte de Puerto Rico (MAPR) en sus salas Banco Santander y Bertita y Guillermo L. Martínez. Así, en el despliegue del extraordinario conjunto que sostiene la condición trascendental de la muestra y a través del recorrido de las 290 páginas del hermoso libro editado paralelamente como soporte del proyecto, Augusto Marín vuelve a ser meritoriamente reconocido como uno de los más relevantes artistas puertorriqueños de la modernidad.

Maestro de magnética personalidad, miembro de la Generación de los 50 en Puerto Rico, junto a J.R. Oliver (1901 1979), Félix Bonilla Norat (1912 1992), Jorge Rechani (1914 1990), Osiris Delgado (1920), Rafael Tufiño (1922), Lorenzo Homar (1913) Julio Rosado del Valle (1922), Antonio Maldonado (1920), José Meléndez Contreras (1921), José Antonio Torres Martino (1916) y Fran Cervoni (1913 2001), a la edad de 12 años, su talento precoz le merece una beca para estudiar dibujo en el taller del reconocido artista español Alejandro Sánchez Felipe (1893 1971) en San Juan. Entre 1949 1955 estudia en la Art Students League de Nueva York, donde fue discípulo de Harry Stemberg, Ivan Olinsky, Reginald Marsh y John Corbino. Estudió diseño de murales en el Instituto de Arte Otis, Los Angeles, California y durante cuatro años se especializó en vitrales policromados bajo la tutela del maestro puertorriqueño Arnaldo Maas.

El cuerpo de obras de Marín: Las Formas de la Existencia, coauspiciada por Lexus Puerto Rico a través de su programa Lexus con las Artes y el Oriental Bank, estuvo conformado por más de 170 piezas, entre pinturas, dibujos, esculturas y grabados. El curador ha sido el Dr. Rubén Moreira, Catedrático Asociado de la Universidad de Puerto Rico y Director del Museo Casa Roig, en Humacao. Moreira dividió la muestra en ocho segmentos: “Punto de partida y desarrollo” (1954 1965), “Abstracción” (1966 1970), “Entre la representación y el juego plástico” (1966 1970), “La sagrada existencia” (1970 1974), “Nuevo despertar al color” (1975 1985), “Procesiones y comparsas” (1985 1990) y “Plenitud pictórica” (1990 2000). El diseño museográfico de la exhibición ha mostrado un manejo inteligente y preciso de espacio e iluminación, resaltando especialmente la condición expansiva del médium, la riqueza de matices y texturas en la obra pictórica de Marín, así como el virtuosismo de la línea en la profusa seleccion de trabajos sobre papel.

Una joya reveladora es el magnífico retrato a lápiz sobre papel de la señora Aurea de la Cruz Vila, realizado por Marín a la edad de 12 años (1933). Otros dibujos más tempranos datan del año 1949. Gracias a la ardua jornada investigativa del curador , al soporte del MAPR y al apoyo de coleccionistas, instituciones, amigos y familiares del artista, la retrospectiva ha contado con una serie de obras verdaderamente esenciales en la vasta trayectoria creativa de Augusto Marín, tales como las tituladas Los revolucionarios, acrilico/tela (1959); Grito de Lares, acrílico/panel (1961); El nido, óleo/cartón (1961); Siempre la Limosna, acrílico/tela (1963); Génesis, acrílico y collage/tela (1967 1970); Crucifixión, acrílico/panel (1968), Cristo resurrecto, óleo/tabla (1971), Memorabilia, acrílico/masonite (1972); Fiat Voluntas Tua, acrílico y collage/tela (1970 73); El Amor llego a Caballo, acrílico/tela (1975); Crucifixión en el Caribe, acrílico/tela (1978) y Jinete Azul, acrílico/tela (1980).

Prolífico y esplendoroso en sus transmigraciones formales; en su vastedad existencial; en las cifras definitivas de sus incomensurables devastaciones ontológicas; en la enigmática simbología con que ha materializado las contradicciones de su tiempo y la plenitud de su cultura. A través de un poderoso lenguaje visual, Augusto Marín despliega su proceso como pintor, dibujante, artista gráfico, escultor, vitralista o artífice del mosaico, bajo los signos de la maestría y la genialidad. Esto se torna evidencia cristalina en obras de belleza excepcional o de profundas implicaciones estéticas y simbólicas, tales como Crisálida, acrílico y collage/tela (1966), Ignis, acrílico y collage/tela (1966), Prisma, acrílico y collage/tela (1966), La boda, acrílico/panel (1982); Coloquio Alado, acrílico/tela (1983); El jurado, acrílico/tela (1984); A veces eres tu, acrílico /tela (1986); Los poetas, acrílico /tela(1987); La musique, acrílico/tela(1987); La Giconda contemplada, acrílico/tela(1987); Los poetas jóvenes, acrílico/tela(1987); Payasadas, acrílico/tela(1989); Vejigantes, acrílico/tela(1990); Comparsa carnavalesca, acrílico/tela(1991); Boda apocalíptica, acrílico/tela(1994); Corcel de carnaval, acrílico/tela(1994); Primavera en Virginia, acrílico/tela(1994); Cristo negro, acrílico/tela(1996); Pareja de templarios, acrílico/tela(1998); Paloma del Milenio, acrílico/tela (1999); La estrella de Jesús, acrílico /tela(1999) y Vieques amado, acrílico/tela(2000).

Creador de obras pictóricas que activan como verdaderas metáforas acabadas de las profundas escisiones que signan la realidad, la memoria y los sueños de su pueblo, la obra de Augusto Marín está centrada en el tratamiento formal de la figura humana a través de una lírica neoexpresionista de profundo contenido humanista, así como de un vertiginoso proceso de síntesis y libertad expresivas que en múltiples ocasiones desborda nítidamente los límites entre abstracción y transfiguración.

“A través del arte sabemos si un pueblo o una civilización existió o no existió. A través de sus artistas sabríamos determinar su grado de desarrollo, su nivel cultural, su calidad humana, su capacidad creativa y su grado de sensibilidad”. Con estas palabras visionarias de Augusto Marín se inicia el libro monográfico igualmente titulado Marín: Las Formas de la Existencia, de la autoría del curador. Con 290 paginas(en ingles y español), 11 capítulos y mas de 300 imágenes, esta importante publicación, es resultado de más de una década de investigación y expone parte considerable de las reflexiones del Dr. Rubén Moreira sobre el proceso de la obra, el pensamiento estético y la vida del artista.

Diseñado por Lyssi Marín (hija del artista) e impreso por Three A Press, con los auspicios de Lexus de Puerto Rico, Goyco y Besosa, American Paper y el Bufete Adsuar Muñiz, este libro ha de resultar de sumo interés, no solo para los especialistas y amantes del arte puertorriqueño, sino también para los estudiosos de la modernidad artística en estas periferias de Occidente, pues aunque tal vez su nombre no sea tan sonoro más alla de las islas, como los de algunos de sus contemporáneos en países de mayor tradición, resulta incontrastable el hecho de que en la actualidad Augusto Marín se impone como uno de los grandes maestros vivos de la pintura latinoamericana del siglo XX.

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