POR ADAM THOMSON
En Ciudad de México
El candidato presidencial izquierdista de México prometió el fin de semana continuar el rechazo al resultado de las elecciones del mes pasado, con un incremento de las tácticas radicales “desde las calles”.

Desde que perdiera por estrecho margen en la votación del dos de julio contra Felipe Calderón, del Partido de Acción Nacional (PAN), de centro-derecha, Andrés Manuel López Obrador ha estado exigiendo que las autoridades electorales del país ordenen un nuevo conteo total de los votos.

Hasta ahora, hay pocas señales de que eso ocurra, y mientras se agota el tiempo para que el Tribunal Electoral Federal de México nombre un presidente-electo -tiene hasta el seis de septiembre para hacerlo-, el señor López Obrador dijo que llevaría su llamado movimiento de “resistencia civil” hasta “las últimas consecuencias”, en sus esfuerzos por defender la democracia.

“Los cambios más importantes en México nunca se han producido a través de la política tradicional, sino desde las calles”, dijo al Financial Times en un extraña entrevista. Interrogado sobre si existe el peligro de que el pueblo lo califique de revolucionario, respondió: “México necesita una revolución”.

La escalada en la retórica del señor López Obrador, sin dudas, causará preocupación entre muchos inversionistas mexicanos y extranjeros. Hace tres semanas el candidato por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ordenó a sus partidarios ocupar le plaza principal y la avenida central de Ciudad de México, una acción que ha provocado el caos en el tránsito y ha costado pérdidas por miles de millones de dólares a negocios y hoteles.

Desde entonces, sus seguidores han ocupado los centros de peaje y evitado que el personal entre a las oficinas centrales de bancos de propiedad extranjera en la capital. El lunes pasado, brotó la violencia después que la Policía Federal chocara frente a los manifestantes frente al Congreso.

“Si se ratifica el fraude, yo no podría reconocer las instituciones, obviamente no reconocería a Felipe Calderón, porque lo consideraría un presidente espurio, ilegal e ilegítimo”, añadió. “Lucharíamos para hacer que la democracia cuente, se renueven las instituciones y asuman los cambios que necesita este país”.

Una radicalización de sus partidarios, varios de los cuales expresan su disposición a emprender la lucha armada si fuera necesario, ya es apreciable en la avenida ocupada del Paseo de la Reforma.

Pero en una tienda de campaña enclavada en la principal plaza de Ciudad de México, que por las últimas tres semanas ha servido como su oficina, el señor López 0brador comunicó al FT que no le preocupan esos comentarios. “Este es un movimiento pacífico”, dijo.

Sus detractores lo han acusado de jugar con el historial electoral mucho menos que estelar de México, para respaldar su insistencia en que las elecciones del mes pasado fueron fraudulentas.  

Durante los 71 años en los cuales el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó el país, hasta 2000, las elecciones con frecuencia fueron “arregladas”, lo que hizo que muchos mexicanos desarrollaran una sospecha instintiva sobre el proceso electoral.

Pero el señor López Obrador, ex alcalde de Ciudad de México, dijo que la necesidad de un recuento completo de los votos se ha vuelto cada vez más claro, después que el recuento parcial ordenado la semana pasada por el tribunal electoral había “revelado serias irregularidades”.

Entre otras, dijo, está la pérdida de más de 50,000 boletas, además de cajas que contienen cerca de 50,000 votos o más del número de personas en el registro electoral.

“No tiene sentido […] Watergate es un juego de niños comparado con lo que pasó aquí”, expresó. “pero ellos [las autoridades] no quieren un recuento completo porque van a encontrar muchas irregularidades más”.

Los representantes del PAN del señor Calderón rechazan las cifras del señor López Obrador, y dicen que el recuento parcial ha revelado cambios insignificantes comparado con la cuenta oficial realizada el mes pasado.

En el caso de una decisión negativa del tribunal, dijo el señor López Obrador, que una “convención nacional” el 16 de septiembre que reúna a un millón de los delegados del movimiento votaría sobre las acciones a tomar como respuesta.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION