Fabio R. Herrera-Miniño – Jugando con candela

Fabio R. Herrera-Miniño – Jugando con candela

La explosiva situación haitiana ha ido tomando un sesgo muy curioso a partir de la pasada semana cuando se dieron varias situaciones en donde la más significativa fue el cambio de posición de Estados Unidos, aceptando la probable realidad de un Haití sin Aristide.

Pero lo que se inició como un movimiento espontáneo de los haitianos, en protesta por el mal gobierno de Aristide, con las demostraciones salvajes desde hace semanas que malograron las celebraciones de los 200 años de independencia, adquirió el carácter de rebelión cuando un antiguo jefe policial penetró desde territorio dominicano hacia su país, acompañado de una apreciable fuerza paramilitar, exhibiendo sofisticadas armas de guerra y vehículos todo terreno que alegadamente estaban ocultos en zonas del vecino país.

La rapidez de como los rebeldes van controlando el norte haitiano parece que se va a repetir lo que sucedió hace casi 200 años cuando Henri Christophe estableció su imperio en el norte con Cabo Haitiano como capital y construyó su palacio de la Citadelle, que queda como un monumento de la megalomanía de los dictadores haitianos del siglo XIX y es ahora una atracción turística.

Muchos de los sucesos, por la violencia que caracterizan las manifestaciones haitianas en contra de sus semejantes, resultan incomprensibles para los dominicanos. Pero el hecho de que haya aparecido un comando rebelde con Guy Phillippe a la cabeza, y con propósitos muy específicos, demuestra que no están actuando con improvisación y que toda la acción ha sido objeto de una larga preparación ya fuera en territorio dominicano, en el mismo Haití o en los Estados Unidos.

Evidentemente hay «una mano maestra» oculta que ha estimulado la rebelión, que podría provocar el surgimiento un tercer país en la isla, si Phillippe lograse controlar todo el norte, desde Gonaives y Sant Marc y otras poblaciones en el extremo occidental de la península haitiana del norte teniendo a Cabo Haitiano como su centro de operaciones y quedando Hinche en la parte meridional de ese efímero nuevo tercer estado en la isla, cosa que hasta fue insinuada en 1994 cuando la crisis que logró reponer a Aristide en el poder y había grupos de haitianos que veían con agrado separarse de Puerto Príncipe y unirse a los dominicanos.

La situación actual, tal como se han ido definiendo los hilos de una trama, que buscaría no desalojar de inmediato a Aristide del poder para no caer en la inconstitucionalidad, sino aislarlo y dejarlo como una figura simbólica del presidente. O también en los próximos días forzar su renuncia, a la cual se resiste, y así dar paso a lo que establece la Constitución de ese país de un gobierno provisional para organizar elecciones presidenciales en un breve plazo.

De lo anterior se deduce que la preparación, de Phillippe y su grupo en territorio dominicano, fue evidente y contó con la simpatía de gente de poder. La exhibición de un poderío bélico moderno, que no eran armas escondidas desde hace más diez años, demuestra que se buscaba provocar una severa crisis en el vecino estado que hasta podría involucrarnos, lo cual, faltando 80 días para las elecciones, sería una torpeza más a que nos tiene acostumbrado el equipo gobernante reeleccionista, que en vista de su baja aceptación en las encuestas, haría cualquier cosa para no verse sometido al escrutinio popular para solo alcanzar una baja votación después de haber estado en las crestas del poder, malgastando todos los recursos nacionales. La falta de estos se tratan de compensar con la carrera loca de préstamos que nos han arropado, elevando la deuda externa a un nivel, insostenible para la economía, de más de $8 mil millones de dólares.

Es una lástima que los dominicanos vivimos de espaldas a Haití, y nunca nos ha interesado su situación, solo nos atormentamos cuando vemos nuestras poblaciones llenas de haitianos, que poco a poco, han reemplazado a los dominicanos en sus labores más rudimentarias, tal como sucede con nosotros en Europa, Estados Unidos y Puerto Rico. Haití es nuestro futuro, y dependiendo del grado de ingobernabilidad y de pobreza, más negro sería ese futuro cuando nos veamos arropados por una marea humana que ya no tiene nada que buscar en su territorio, criminalmente devastado en sus recursos naturales por una masa de infelices ignorantes, que para su supervivencia, arrasaron con todos los bosques, y las tierras ya no dan sus frutos. Solo les queda hacer lo mismo con el territorio dominicano.

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