Fabio R. Herrera-Miniño – Quisqueya en llamas

Fabio R. Herrera-Miniño – Quisqueya en llamas

Los seres humanos, que marcan con sus pies la superficie de la isla de Quisqueya, se están alterando de mala manera debido a situaciones políticas insostenibles que amenazan con sacudir en sus cimientos la precaria paz social que por años se ha vivido, pese a los malos gobiernos de ambos países.

Haití y Dominicana se encuentran atravesando situaciones muy difíciles, aun cuando a distintos niveles de riesgos, ya que en el primero cada día se profundiza la crisis y ya hay pueblos insurrectos en donde la autoridad del gobierno de Aristide es nula, y está en manos de fuerzas rebeldes, que poco a poco están sacando a relucir sus objetivos.

En Dominicana, la efervescencia política se ha ido enrojeciendo a medida que los empeños reeleccionistas se agudizan y se agrava la crisis económica, que aun y todo el repentino descenso aparente de la prima del dólar, se mantiene una inflación creciente y destruiría todos los lineamientos de la prudencia económica, dejando al país desamparado, en manos de una administración que solo ha tenido ojos, tiempo y acciones para sus proyectos de beneficios políticos y económicos.

Las contundentes cifras que están ofreciendo las diversas encuestas, que poco a poco se van dando a conocer, revela de como el país se une a una y quiere esperar el 16 de mayo para frenar las pasiones continuistas de un grupo que solo ha sabido dilapidar las riquezas y llevar el desorden a la administración pública.

En Haití, la situación del presidente Aristide se agrava y cada día va en aumento la desobediencia civil que se manifiesta de formas dramáticas, cuando la vida humana no vale nada, y los crímenes, se cometen a mansalva y arropando cada vez a más comunidades haitianas, donde los saqueos y agresiones son incontrolables, pese a que parece surgir un movimiento que presiona por la renuncia de Aristide para poder establecer un gobierno provisional.

Los dominicanos, desamparados y alentados por el apoyo que reciben del episcopado católico en sus orientaciones pastorales, se someten a la espera de que, los 88 días que faltan para las elecciones, transcurran rápidamente y rogando a Dios para que el PPH no se le ocurra cometer una travesura para desvirtuar las elecciones, y si tal cosa ocurriera, precipitaría hacia la desobediencia civil de impredecibles consecuencias y resultados. Hasta ahora todas las escaramuzas han sido verbales, y los medios de comunicación, se han encargado de divulgarlas profusamente, mientras todavía se trabaja y se lucha frente a una escalada de precios que no reflejan todavía el descenso extraño de la prima.

Ya el FMI aprobó el Stand By, y se espera que ingresa una considerable cantidad de dólares, lo cual ha permitido un repunte del optimismo, pero los controles son severos de parte de las autoridades del Fondo, que conociendo lo travieso que son los chicos del gobierno acostumbrado a hacer trampas y a engañar, no se descuidarán, a sabiendas que en estos tiempos de elecciones y ver que el pupilo del PPH está tan mal aposicionado en las encuestas, que ni siquiera dilapidando todos los recursos estatales, harían modificar el panorama electoral que apunta hacia un rotundo triunfo del candidato del PLD.

La isla está en llamas por la efervescencia humana. En el extremo occidental ya se está en sendero de una lucha sangrienta y que arropará a ese depauperado territorio de mala manera. En el extremo oriental la sangre no ha llegado al río, y solo la violencia verbal ha subido de tono, cuando un sector gobiernista, se aferra como garrapata al poder, buscando todas las formas para quedarse y no permitir que se le desaloje del mismo, cosa que es la parte más interesante de las próximas elecciones, ya que se trata de una derrota anunciada, ya que solo los fraudes electrónicos o de amenaza de suerte, podría conmover las aspiraciones de la ciudadanía de darse un nuevo gobierno, ya que está desilusionado por un político en quien se creyó y que se vendió de que iba a ser diferente.

Quisqueya en llamas sería contraproducente para la estabilidad regional, y Estados Unidos no estaría muy tranquilo observando las convulsiones sociales de la isla por lo cual sería probable que los jalones de oreja imperiales serían más directos y contundentes, buscando apaciguar las ambiciones de los gobiernistas, que en ambos países de la isla, lo han hecho muy mal.

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