Fabio R. Herrera-Miniño – Una mala res daña un ganado

Fabio R. Herrera-Miniño – Una mala res daña un ganado

El refranero popular de cada país es muy rico en expresiones al retratar situaciones que se integran con el sentir de los refranes y sentencias que se cumplen con el paso de los años, por civilizada que sea una sociedad y por artilugios electrónicos que los acompañen en su vida cotidiana.

De ahí que la sentencia que encabeza este artículo tiene gran validez entre los campesinos que se dan cuenta cuando un res, con un comportamiento errático, perturba por completo las demás reses y todas se contagian de la mala conducta de una de ellas, llegando al punto necesario de sacrificar esa mala res, y evitar que se dañe por completo una valiosa ganadería.

En las sociedades humanas no estamos exentos de ese comportamiento de los hombres y mujeres, que con sus conductas, trastornaron por completo el accionar normal y pacífico de una colectividad humana que así ve perder su sosiego y hasta su economía, y por que no, hasta sus vidas.

Los seres humanos, a través de la historia de la humanidad, son protagonistas de actuaciones excelsas como inicuas. Y desde los endemoniadas que Nuestro Señor Jesucristo se encargaba de expulsar fuera de las almas atormentadas hasta los dirigentes, que en un momento, trastocan por completo la vida de una sociedad, hay millares de ejemplos de hombres y hasta mujeres, que con sus actuaciones perjudicaron y atrasaron a sus pueblos de mala manera.

En estos tiempos modernos, en pleno siglo XXI, no estamos exentos de actuaciones ilógicas y mesiánicas de quienes se creen con derecho de imponer una impronta de errores y malas orientaciones que perjudican a toda una colectividad, la cual, por apego a vivir pacíficamente, que no quiere ver alterado su rutina diaria, espera el momento que le establecen las leyes e instituciones para hacer valer sus derechos de rectificar el error cometido cuando se creyó en la palabra de hombres que se vendieron como los más honestos y capaces, y con su carisma atrajeron, a millares de personas que hoy lloran lágrimas de sangre por vivir en un desastre provocado por mal manejo de un gobierno.

Es lamentable cuando, hombres que se creyeron poseídos de buena fe y deseos de trabajar y poner en práctica atractivos planes de gobierno, empujen y aprisionen a una colectividad en un cerco de los desaciertos y los desafueros, en donde, la violencia, se ha entronizado en el pensamiento de millones de seres, reflejándose en mayores índices de asesinatos de parejas, asaltos y migraciones compulsivas ante el avance de la pobreza y aumento de los temores de que algo peor puede ocurrir para el colapso de la colectividad.

Ya no basta esperar pacientemente el momento establecido por la Constitución y leyes de como cambiar de dirigentes cuando la colectividad se encamina a toda máquina hacia el holocausto cívico, dando lugar a la más grande incertidumbre, que no solo es patrimonio de un país en particular, sino que se extiende como la verdolaga por todos los países del mundo cuando los pujos mesiánicos de los dirigentes provocan las acciones más increíbles de empecinamiento y tozudez, rayan en la locura para no oír las quejas y lamentos de quienes se ven perjudicados por tantos errores y solo deseos de obedecer sus ansias de reconocimiento público o histórico en base a llenar la cuota de ambiciones por el poder.

El refrán de que una mala res daña un ganado adquiere gran vigencia cuando vemos como las colectividades se ven perturbadas por ese tipo de personajes que llevan angustias y pobreza a millones de seres que anhelan como el sediento que espera llegar a la fuente a beber agua para saciar su sed de justicia y de reivindicaciones dentro del marco establecido institucionalmente por la democracia.

Es una situación delicada para una sociedad, que ve como los empecinamientos de dirigentes políticos, hunden a los países, y el hecho de que en algunos el trasiego de ilegales va en aumento alarmante, es una clara señal de que ya se perdieron las esperanzas. El motivador mensaje de pa’lante de una prestigiosa empresa de comunicaciones, establecida en un país caribeño, se tropieza con la angustia de quienes ven cada día aumentar su pobreza y su inseguridad. Nadie sabe donde podría conducir a la colectividad atrapada entre sus innatos instintos de rebeldía y su fiel vocación de apego a la institucionalidad, aguardando el momento establecido por la legalidad para manifestarse en contra de quienes lo han empobrecido.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas