Fabré Sallent presenta «Berdoleas, Variantes»

Fabré Sallent presenta «Berdoleas, Variantes»

El pintor español Fabré Sallent presentará su vigésima quinta individual titulada ‘‘Berdoleas, Variantes’’, en La Galería de la Fundación Centro Cultural Altos de Chavón, ubicada en La Romana. La muestra estará abierta al público desde hoy viernes, a partir de las 7:30 de la noche, hasta el domingo 2 de octubre de 2005, integrada por 40 obras, cuadros en óleo sobre tela y esculturas en metal.

En ‘‘Berdoleas’’, Fabré Sallent incursiona de nuevo en la escultura, esta vez en el modelado de planchas de hierro, logrando reproducir ambientaciones de sus pinturas en el noble metal. ‘‘…Hoy descubrimos que el pintor es también un escultor, y que él logra, con resultados sorprendentes, trasladar, ritmos y hábitat a la tercera dimensión… ahora sin ilusionismo…», expresa la crítica de arte Marianne de Tolentino, sobre estas piezas en particular en su texto titulado «Ritmos para un Hábitat», escrito para esta exposición.

En esta muestra, el artista retoma los paisajes del Mediterráneo, las costas de su natal Barcelona, Marruecos, las fabelas brasileñas y los caseríos de los barrios de nuestra ciudad, dándoles un toque nostálgico, encontrando la belleza, la naturaleza y la delicadeza en estas estructuras, algunas preservadas por el tiempo, otras construidas por las circunstancias, pero que reflejan la personalidad de sus habitantes, acondicionadas por el artista para reflejar la espontaneidad y a la vez, la «organización» de estas ingenuas construcciones acomodadas a la estética habitual de sus técnicas, pinceladas con Trinitarias criollas (Bugambilias), palmeras, y los veleros, que son los elementos en que más centra sus últimas creaciones.

Fabré Sallent siempre ha armonizado magistralmente las estructuras, la naturaleza, la interacción hombre-espacio y, en esta muestra, juega con los colores y la luz de una forma en que se pueden percibir la brisa suave con los cambios del día; como agrega Marianne de Tolentino: «…Siempre tenemos la impresión de una colectividad y de que esas moradas se apoyan –física y socialmente–, y son realmente poblaciones –moradores pues– que conversan, a través de las construcciones irradiantes. Tal vez, la presencia humana no se manifiesta en estos cuadros, porque será la hora de la siesta, y la gente descansa en el relativo fresco y sombra de sus habitaciones».

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