Un par de cotorras viejas,
de habla estridente y fea
por lo bajo chismorrean
sobre unas bellas conejas
a las que el bosque moteja
por ser hermosas y altivas,
como las conejas divas
que con gestos insinuantes
mantienen en todo instante
general expectativa .
Furiosas desde sus ramas
las lenguaraces cotorras
acusan de grandes zorras
a las conejiles damas.
se aparean con quien las llama,
y a aquel que le guiña un ojo
se le entregan sin sonrojo
las sensuales orejonas;
se creen reinas sin coronas
y no son más que despojos.
Muestran sin ningún recato
intimas partes pudendas
y hacen que el morbo se encienda
en los machos insensatos.
Gallos, culebros y gatos,
perros, liebres y conejos
sin cesar le hacen cortejo
a estas frívolas criaturas,
que carecen de cultura
de talento y buen manejo.
¡Callen, cotorras chismosas!
les espetó la lechuza,
¡sus crueles lenguas obtusas
murmuran a esas hermosas
pues sus almas envidiosas
no les perdonan a ellas
que sean famosas y bellas,
porque ustedes parlanchinas
no gozan de la divina
luz que alumbra esas estrellas.
¡Ellas no tienen talento!
responden las aludidas,
¡y pasan toda la vida
de fiesta y divertimento,
no se ganan su sustento
con trabajo y con sudor;
viviendo de su impudor
y la gratuita belleza
que madre naturaleza
les regaló por error.
Ellas viven de su encanto!,
les replicó el ave oscura
¡de su fama y su figura
como el pájaro del canto
y la fiera del espanto
que a su feroz paso deja;
así las lindas conejas
seducen con su esplendor
al público admirador
que las mima y las corteja.
Ustedes ya son muy viejas!
les dijo a las dos cotorras
¡y en vez de buscar camorra
y vociferar mil quejas
contra esas divas conejas
debieran reconocer
que la belleza, el saber
y la fuerza militar
en todo tiempo y lugar
son factores de poder!.
Como en la vida animal,
se le ocurre al fabulista,
que actúan ciertas cronistas
que a menudo encuentran mal
y de dudosa moral,
las carreras exitosas
de conductoras hermosas,
e igual que cotorras viejas,
disfrazan de recta queja
su frustración de envidiosas.